Ayer, el Comité Olímpico Internacional (COI)
eligió en Buenos Aires (Argentina) la ciudad que debe acoger los
Juegos Olímpicos de 2020. Las candidatas era tres: Tokio, Estambul y Madrid. De
nuevo, el máximo organismo del olimpismo organizó un circo maravilloso del que
estaban pendientes miles de millones de personas alrededor del mundo.
Especialmente, millones de japoneses, turcos y españoles que esperaba con
emoción que su ciudad fuese elegida. Aquí en España se vivió con ilusión y
alegría. Hasta las nueve menos cuarto de la noche.
Después de una presentación sobresaliente de
la delegación española, según opinaron los expertos, nadie podía presagiar que
Madrid sería eliminada en la segunda votación tras empatar a puntos con
Estambul en la primera ronda. España se quedó helada y con razón. Después de
haber obtenido la mejor nota en los informes de evaluación del proyecto y de
tener “apalabrados” cincuenta de los noventa y ocho votos de los delegados,
¿qué ocurrió para que nos echasen a la primera de cambio?
La respuesta es sencilla. El COI es un
organismo político que se rige por intereses políticos y económicos, en ningún
caso por intereses deportivos. El mítico espíritu olímpico hace décadas que
dejó de existir y hoy en día el COI es una asociación de personajes de la
calaña del príncipe Alberto de Mónaco, la princesa Ana de Inglaterra o Joseph
Blatter (presidente del FIFA). Es una panda de monigotes cuya ocupación no es
otra que servir a grandes compañías internacionales y a los propios países que
les pagan.
Y he aquí la prueba de que la candidatura de
España no tuvo ninguna opción desde el principio. No por cuestiones técnicas
deportivas, ni por el dopaje, ni si quiera por la situación económica de
nuestro país. Todo esto a los miembros del COI les importa tres pepinos. De
hecho, durante las presentaciones, muchos de ellos ni estaban prestando
atención. El resultado de la votación venía marcado de más arriba. El COI es
simplemente un teatro, en el que casi cien títeres eligen dónde se va a
celebrar algo que les importa muy poco.
Madrid tenía el 80% de las instalaciones
construidas y era un proyecto austero, el más austero de los tres. Eso no
interesa a las grandes compañías financieras internacionales porque si no hay
qué construir, no hay que invertir y por tanto ellas no ganan dinero. Desde las
altas esferas ya se encargarían de decir a los miembros del COI: “Oigan, que aquí
hay que ganar dinero así que ¿a ver a quién votáis?”. Claro está muchos
delegados del COI son asesores en esas empresas.
Pero no sólo de intereses económicos se vive,
también están los políticos y la tradición. Si observamos un mapamundi podemos
situar fácilmente un montón de países “rivales” de España en distintos ámbitos:
EE.UU., Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza, Italia. No son países cualquiera
sino grandes potencias. Fijaos:
El incidente de Gibraltar supuso un roce
diplomático con el Reino Unido y esto influye en todos los aspectos. Está claro
que los británicos no nos darían sus votos porque por mucho que seamos socios
en la OTAN y en la UE, nos tenemos tirria mutua. Seamos francos. El Reino Unido
tiene tres miembros en el COI pero cuenta con los de la Commonwealth. Resulta
que 54 países distintos, muchos de ellos con miembros en el COI, se encuentran
sometidos a un régimen semicolonial en asuntos políticos y económicos al Reino
Unido. Países como Canadá, India, Australia y otros menores tienen miembros en el COI y sus votos tampoco los
tuvimos.
Y es que la sombra de la Gran Bretaña es muy
alargada, amigos. Incluso me atrevería a decir que los EE.UU. se podrían ver influenciados
por la “madre patria” anglosajona aunque no sea miembro de la Commonwealth. En
total, en torno a treinta votos menos en la elección.
Pero no sólo el Reino Unido y sus países “asociados”
tienen intereses contrapuestos a los de España. A Alemania tampoco le interesaban
unos juegos olímpicos en Europa en 2020 puesto que Berlín quiere presentarse a
celebrar los del 2024. Ya saben, ese supuesto principio de la rotación de
continentes que los miembros del COI utilizan para no otorgarlos a una ciudad
cuando no les da la gana… Pero además a Ángela Merkel tampoco le interesaba
porque a los ojos germanos hubiese parecido que Madrid utilizaba el dinero del
rescate bancario para organizar un espectáculo como son los JJ.OO. Y hay
elecciones dentro de un par de semanas.
También es cierto que muchos países europeos
se encuentran muy influenciados por Alemania. Ahí lo dejo. Por no hablar de
Francia que pretende presentar a París como candidata para albergar los Juegos
Olímpicos de 2024 también. Si es el aquí el que no corre vuela.
Claro está, por cuestiones de horario y
cercanía, a los países asiáticos como China, Corea del Sur, Indonesia, India,
les interesaban unos juegos cerquita, en Japón que está a tiro de piedra. Que
los juegos de invierno de 2018 se van a celebrar en Corea del Sur, acordaos de
la rotación de continentes… “¡Qué más da muchachos!!” debieron de decir chinos y
coreanos. Aquí lo que importa es la audiencia, la inversión y el despilfarro.
Si a todo esto sumamos que los países que en
teoría podrían apoyar a España como son los de Iberoamérica cuentan más bien
poco y en el norte de África estarían mirando a Estambul por sus lazos
culturales, obtenemos nulas posibilidades de ser elegidos para acoger los
juegos olímpicos. Añadiendo además problemas internos de España como la (des)
unión nacional, la situación económica, y la pérdida de influencia internacional por falta de sentido de Estado, el sueño olímpico es imposible.
Poco han contado los problemas con la
radiación en Fukushima, la instabilidad política y social en Turquía. Lo que
importan para el COI es el lugar donde hay posibilidad para invertir. Nawal Al
Mourawakei, miembro del COI afirmó lo siguiente: “creemos que España debe
invertir sus recursos económicos en asuntos más importantes que los Juegos
Olímpicos”. Una muestra de la hipocresía de esta gente si observamos la
situación turca y japonesa a día de hoy. Ridículo.
España no es nadie para dar ejemplo en ningún
ámbito, ni en el económico, ni en el político ni en el deportivo. Pero resulta
que ningún país en el mundo puede darnos lecciones en eso porque sólo hay que
mirar a los miembros del COI para comprobar que en este mundo la hipocresía, la
corrupción y la desfachatez abundan por doquier.
Pues lo dicho: cuando lo que cuenta es la
política y la tradición… no hay nada que hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario