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sábado, 27 de julio de 2019

EL CASTILLO TEMPLARIO DE PEÑÍSCOLA

 Arriba: esquema de Peñíscola en la Edad Media. Abajo: 1) salida de agua dulce del interior de la peña; 2) detalle de una fuente en el casco antiguo.

Peñíscola es hoy uno de los principales centros turísticos de la costa de Castellón, destino de miles de veraneantes procedentes de toda España y de algunos países de Europa que buscan sol y playa cada año. Hay una Peñíscola resultado de la fiebre del turismo que, desde los años 60, ha creado un amasijo de hoteles y apartamentos que se estira como un muelle por la larga playa norte. 

Otra Peñíscola, antigua, original, se encarama al peñasco para acariciar los pies de los muros del castillo templario. En esta, las casitas blancas parece que se apiñan como en un mendrugo de pan, intentando huir del mar y de los hoteles modernos del otro lado.

En pocos lugares, sin embargo, puede seguirse el rastro del tiempo como en Peñíscola. La ciudad ha sido testigo y escenario de algunos de los acontecimientos históricos principales de la historia de España, desde la invasión árabe del siglo VIII hasta el boom del turismo de los años 60 y 70.

El emplazamiento de la localidad es estratégico, como cualquiera puede suponer si se fija un poco. Un peña rocosa en el mar Mediterráneo unida a la costa tan solo por un estrecho pasillo de arena. En los días de temporal, antiguamente, las aguas del Mediterráneo rompían el cordón de arena que unía la peña a tierra firme, convirtiendo la península en una isla inexpugnable. Es fácil entender por qué ya los musulmanes construyeron una pequeña alcazaba en el lugar allá por el siglo VIII tras la invasión de la península y por qué se han encontrado incluso armas de origen romano en la zona.

La plaza fue conquistada por Jaime I de Aragón en 1233. La rendición de Peñíscola fue rápida porque previamente habia sido arrebatada a los musulmantes la ciudad de Burriana, situada más al sur. La caída de Burriana en manos cristianas dejó aisladas a las guarniciones musulmanas situadas en la costa al norte, entre ellas Peñíscola, que se rindieron de inmediato. La huida de la población árabe despobló el lugar a pesar de que Jaime I respetó las tradiciones musulmanas. 

El territorio de lo que hoy es el Bajo Maestrazgo fue dividido en encomiendas, siendo una de ellas, con centro en Peñíscola, entregada a la poderosa Orden del Temple. Los templarios construyeron varias fortalezas en la zona para defenderla de posibles ataques musulmanes, tanto por tierra como desde el mar. La principal de ellas fue el castillo de Peñíscola erigido sobre los restos de la alcazaba árabe. A la posición estrategica del sitio se sumaba la existencia de un acuífero  en su interior. El agua dulce brotaba en manantiales por toda la peña, lo que garantizaba la supervivencia de sus defensores en caso de ser sitiados.

Dicen que la fortaleza fue construída en solo catorce años. Muchos se asombran de ña rapidez de los monjes guerreros del temple para levantar semejante edificación. Eran, sin duda, expertos constructores que diseñaban sus castillos como en serie, uno detrás de otro, siguiendo en todos ellos los mismos patrones. Monzón, Miravet o Jerez de los Caballeros son localidades en España cuyos castillos, de origen templario, son similares al de Peñíscola. En este, el entramado defensivo se completó con la edificación de otras fortalezas de pequeño tamaño como el castillo de Alcalá de Xivert, situado unos kilómetros al sur.

 Detalles de la fortaleza templaria de Peñíscola

Cuando los templarios llegaron a Peñíscola corría el año 1294 y en Francia esta surgiendo un nuevo estilo arquitectónico: el gótico. Sin embargo, la fortaleza sigue las trazas románicas. Gruesos muros de sillería con pocas ventanas, contrafuertes imponentes y arcos de medio punto. Las bóvedas de cañón de las salas comienzas a apuntarse, lo que indica la llegada de los nuevos flujos arquitectónicos de Europa. 

La Orden del Temple, que tras la pérdida de San Juan de Acre en Tierra Santa decidió trasladar su lucha a la Península Ibérica levantó enseguida recelos por Europa Occidental, sobre todo en Francia, donde Felipe IV "El Hermoso" vio con desconfianza el enorme poder de estos monjes guerreros. En 1307, se incautan todos los bienes de la Orden en territorio francés y en 1312, el Papa Clemente V promulgó la Bula Vox Clementis por la que abolía la orden. Muchos templarios fueron condenados a la hoguera en Francia.

El Castillo de Peñíscola quedó entonces en manos de otra Orden religiosa de orígenes aragoneses: la Orden de Ordesa que asumió la defensa de la zona mientras la Reconquista avanzaba imparable hacia el sur de la Península.

 Detalles de la fortaleza templaria de Peñíscola