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domingo, 30 de junio de 2013

RELACIONES ENTRE HISTORIAS IV

BRUTO, SUS HIJOS Y J.L. DAVID
 
Siguiendo con la senda marcada en la entrada anterior, os propongo un reto: averiguad qué quiere expresar esta obra de J.L. David: "Los líctores llevando a Bruto los cuerpos de sus hijos muertos". Seguro que con las indicaciones de la anterior entrada y contemplando la obra  no os resultará difícil descubrirlo...
 
Si de verdad, os resulta complejo, seguid leyendo...
 

Ya dijimos que J.L. David fue un revolucionario de los pies a la cabeza y que a pesar de ser pintor en la corte de Luis XVI, quien más tarde perdería el pescuezo, expresó en sus obras sus ideas políticas que defendían la revolución. Revolución que estallaría en 1789, precisamente el año en el que David terminó este óleo y se lo entregó a su monarca.
 
Evidentemente, vuelve a utilizar temática de la antigua Roma (muy de moda a finales del siglo XVIII en Francia) y un estilo neoclásico que casi nos retrotrae a la mismísima Roma Imperial... Pero no, por supuesto, David aborrecía la Roma Imperial porque su parecido con el Absolutismo monárquico salta a la vista. Al pintor francés, miembro de la Montaña (el grupo de revolucionarios más radicales en los primeros años de la revolución), le gustaban más los periodos anteriores, los de la monarquía y la república romana. ¡¡Y es en ellos donde encuentra su fuente de inspiración!!
 
En la obra que analizamos aquí observamos como los líctores, una especie de guardaespaldas o policía privada en la antigua Roma, entran a la "insulae" de Bruto, con los cuerpos de sus hijos a cuestas. Bruto se encuentra consternado pero sereno aunque no quiere mirar la escena. Mientras tanto, una mujeres lloran desconsoladas. Hasta aquí todo normal. No podemos descubrir qué relación tiene esto con las ideas revolucionarias de David.
 
Ahora bien: es que Bruto no era un personaje cualquiera. Lucio Junio Bruto fue el fundador de la mismísima República de Roma. Ahora empiezan a cuadrar las historias: fundador de la República, repito, por si no ha quedado claro. No confundir a este Bruto con Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio César en el 44 a.C.  La historia de nuestro Bruto se desarrolla en el siglo VI a.C.
 
Ahora empezamos a comprender: David regala al rey Luis XVI un cuadro en el que aparece el fundador de una República. Pero no solo eso: la escena es interesante porque según la tradición histórica, Bruto permitió la ejecución de sus propios hijos a pesar de que era la máxima autoridad de Roma en aquel momento (y la podía haber parado). Sin embargo la consintió porque sus hijos habían sido acusados de traición a la República. Ahí queda eso.
 
 David, estaba diciendo a Luis XVI que los traidores a la República perecerían en el intento. Eso lo hizo en 1789, en 1793 el monarca sería guillotinado en la Plaza de la Revolución de París. El pintor de la corte se había adelantado a los acontecimientos de nuevo.

viernes, 28 de junio de 2013

RELACIONES ENTRE HISTORIAS III

¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE LA CIUDAD DE ALBA LONGA (S. VI a.C.) Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA (1789)?
 
He aquí otra incógnita curiosa de la Historia que une dos acontecimientos ocurridos con veintitrés siglos de diferencia (que se lee pronto). Y es que las guerras libradas entre las ciudades de Roma y Alba Longa durante los siglos VII y VI antes de Cristo estuvieron muy presentes en la Revolución Francesa.
 
En 1784, el rey francés Luis XVI encargó a la pinto de la Corte, J.L. David una obra que representase el "Juramento de los Horácios". El propósito era simbolizar la lealtad al Estado utilizando la historia mítica de las dos familias enfrentadas: los Horácios de Roma y los Curiáceos de Alba. Se dice que los hijos varones de las dos familias se enfrentaron a muerte hacia 669 a.C. quedando vivo tan sólo uno de los Horácios con lo que Roma resultó vencedora. Era una perfecta historia para simbolizar el "amor a la patria", "la lealtad a los gobernantes", etc.
 
J. L. David pintó el siguiente cuadro. Muy famoso:
 
 
El monarca quedó contento con el cuadro pero en realidad no sabía que le estaba avisando de lo que iba a ocurrir cuatro años después. J.L. David era en realidad un revolucionario radical convencido que utilizó esta obra y una temática alegórica para representar los valores de la revolución. Muy alejados (de hecho eran opuestos) a los que pretendía reafirmar Luis XVI. El monarca absoluto tuvo en su palacio esta obra: un cartel bien grande que anunciaba lo que se estaba fraguando en Francia y que acabaría llevándoselo por delante.
 
En "El juramento de los Horácios", detrás de la temática romana y los aire clasicistas, vemos la justificación del uso de la fuerza por unos ideales justos (obsérvense las espadas del centro de la imagen), observamos la legitimación de la violencia (recordemos que dos de los tres muchachos perecieron en la lucha), la defensa de las convicciones, la destrucción del enemigo (sí, Alba Longa fue finalmente arrasada por Roma) y la lealtad... pero no al rey sino a la libertad, la justicia y la igualdad.
 
Pero no sólo eso sino que David anunciaba el sufrimiento que iba a traer la Revolución, si no os lo creéis fijaos en las mujeres de la derecha que lloran desconsoladas ante la desgracia que va a ocurrir. Pero la fuerza de los muchachos lo puede todo porque están dispuestos a luchar hasta la muerte e incluso sirve de ejemplo a generaciones posteriores, fijaos cómo mira el niño con ojos de admiración, a pesar de que su madre intenta taparle los ojos.
 
Y es que J. L. David se limitó a reflejar los ideales que él veía y sentía en la Francia de finales del siglo XVIII. Ideales que eran los suyos. Y el cuadro el "Juramento de los Horácios" no era más que un cartel anunciador de lo que estaba pasando. En la Revolución Francesa se recuperaron valores y principios que ya estaban presentes en la Roma "republicana" del siglo VI a. C.

domingo, 23 de junio de 2013

LA HISTORIA DEL DNI


Al acabar la Guerra Civil, el régimen franquista quería controlar mejor a todos los ciudadanos. Después de la contienda había un gran desorden y descontrol entre los españoles: muchos estaban muertos, otros desparecidos, otros exiliados... Así no había forma de mantener el férreo control dictatorial y se hacía necesario identificar a toda la población de forma individualizada.
 
De esta forma, por decreto el 2 de marzo de 1944, nació el Documento Nacional de Identidad, una tarjetita que recogía todos los datos de los ciudadanos y así sigue. Pero el DNI no fue el primer intento de controlar a la población porque en 1938, en la zona republicana en plena guerra civil que quiso materializar. No hubo forma, claro.
 
El 15 de febrero de 1949, mediante una orden se materializaba la idea. A partir de entonces, toda la población española estaba obligada a llevarlo, desde el jefe del Estado hasta el más pordiosero de los pordioseros españoles. Primero se probó su eficacia en Zaragoza, después en Valencia y a partir de 1950, su obligatoriedad se extendió por toda España.
 
Para obtenerlo, era necesario acreditar la propia existencia. Para ello, había que presentar cualquier documento expedido por el Ayuntamiento de la localidad o la Diputación y una fotografía reciente. En numerosas aldeas de Extremadura, Castilla y Andalucía, había campesinos que no podían acreditar de ninguna forma su existencia (apenas sabían leer y escribir y nunca habían visto un papel escrito, figúrese usted). Entonces, el cura del pueblo, daba fe de la existencia de esos ciudadanos porque los conocía de toda la vida.
 
Pero el DNI no era más que una tarjeta con unos cuantos datos personales y un número asignado. Los criterios de asignación no tuvieron desperdicio: el 1 fue para el jefe del Estado, Francisco Franco; el 2 para su esposa y el tres para su hija. Desde el 4 hasta el 9 se reservaba para la futura descendencia del matrimonio (que nunca se completó). El 10 le tocó al príncipe, nuestro rey Juan Carlos I; el 11 a la princesa Sofía; el 12, a la infanta Elena, el 14 a la infanta Cristina y el 15, lo recibió el príncipe Felipe. Pero no, no es que no sepa contar, me he saltado el 13 a posta porque ese número no lo lleva nadie... por temas de superstición, ya saben...
 
Después de ellos, el resto de españoles, empezando por reclusos y acabando por las mujeres de las ciudades grandes. A principios de 1951, toda la población española estaba registrada y poseía su DNI., una tarjeta verde, bastante grande (nada comparado con el de ahora), con la foto de cada uno y el águila de San Juan en el extremo superior derecho.
 
La Administración podía conocer los datos más relevantes de cualquier ciudadano con sólo saber su número de identificación. Sin duda, fue una manera eficaz de controlar a los españoles. Y así seguimos oye...

sábado, 15 de junio de 2013

RELACIONES ENTRE HISTORIAS II

 
LA ENSEÑANZA QUE CAMBIÓ LA HISTORIA
 
 


Este dibujo demuestra que la educación es el arma más poderosa de todas y que a través de ella se puede cambiar la Historia de un pueblo, y de la propia Humanidad. La ilustración de arriba es un dibujo antisemita publicado en un libro de texto escolar alemán en 1936. Estaba dirigido a niños de entre seis y nueve años.

El dibujo representa una escena de colegio en Alemania, arriba observamos la palabra “Schule”, colegio en alemán. Hay dos grupos de alumnos: por un lado los niños rubios, guapos y alegres que son alemanes. Su maestro, al fondo, saliendo de la escuela es igual que ellos: alto, guapo, rubio, alegre y va vestido de blanco, símbolo de la pureza (de la raza aria), de la perfección, etc.

El segundo grupo está formado por seis niños con la tez más oscura y de apariencia fea. Mientras los otros eran guapos y rubios, estos son morenos y feos (sólo hay que ver las caras). Van llorando y con la cabeza baja, igual que su maestro, un hombre gordo, bajito, medio calvo, bastante feo también y vestido con ropas oscuras (el negro es símbolo de aislamiento, misterio, etc.). Estos son, por supuesto judíos.

Pero una vez identificados los dos grupos, fijémonos en sus actitudes. Los niños alemanes son felices (se les ve en la cara) y listos. Se burlan claramente de los judíos como lo hacen los que se encuentran sobre la tapia del patio a la izquierda del dibujo. Abajo, algunos niños judíos también se burlan de ellos mientras otros (incluido el maestro) prefieren no mirar. Incluso la disposición de las figuras es claramente alusiva: los alemanes arios arriba y los judíos (o personas de otras razas) abajo.

Parece que los judíos, este grupo de niños con su maestro han sido expulsados de la escuela. Fijaos el maestro tiene un gesto de agresividad y enfado. Los niños alemanes los desprecian.

En la parte derecha del dibujo observamos otra escena. Un niño judío (por su apariencia) tira de la coleta a una niña alemana (rubia). Se ve que los judíos es la “causa de todos los males” en aquella escuela. Pero la niña tiene quien la defienda. Otro niño alemán que se encuentra sobre la tapia tira del pelo al judío para que suelte la coleta de la muchacha. Los alemanes se apoyan y ayudan frente al enemigo común. Otra niña judía contempla la escena pero no interviene. Su cara refleja indiferencia, enfado, tristeza, etc.

Mientras, la gran mayoría de los niños permanece dentro del patio, entorno al maestro, que es su líder (el Führer, diría yo). Lo aclaman y él los atiende como si fuera su protector y su guía. De hecho, un maestro eso es lo que es.

En resumen, el dibujo transmite toda una ideología e inculca a los niños y niñas unos valores que difícilmente se pueden borrar después.  Recordemos que este dibujo se publicó en un libro de texto de educación primaria en 1936. Los niños de 9 años entonces, tenían dieciocho años en 1945. Para entonces, ya habían muerto seis millones de judío. Aquellos a quienes expulsaron de la escuela por no ser como ellos…

viernes, 7 de junio de 2013

GRACIAS CEIP "FUENTE DEL REY"


La vida es un incesante volver a empezar. Es una sucesión de alegrías y tristezas. Y en algunos casos es cíclica, como pensaban los griegos que era la Historia. Pero hoy no es tiempo de hablar de Historia, con mayúscula. Permitidme que hable de otra historia. De mi historia.
Hoy he terminado uno de los periodos más hermosos de toda mi vida: las prácticas en los colegios de Primaria. Sé que para aquellos que no sois maestros os resultará difícil imaginar las sensaciones que tengo hoy yo. Bueno, yo y otros muchos aspirantes a maestros que hemos concluido hoy nuestro Practicum II.
Esta mañana, he acudido al colegio Fuente del Rey por última vez en estos meses. Ya sabía que no iba a ser un día normal. Era evidente. Pero los cientos de niños (y digo bien: cientos) con los que he estado estas semanas me han sorprendido. Y me han dado una lección. Una lección de vida. A pesar de que no he estado con ninguno de ellos días enteros, apenas tres horas a la semana, he notado su cariño, su afecto y su energía. He vuelto a sentir esa ilusión que causa una vocación verdadera.
Desde el primer día me sentí uno más en aquel colegio. Colegio en el que ya estuve el año pasado. Al CEIP “Fuente del Rey” le debo el haberme aclarado las dudas, todas la dudas que tenía sobre mi camino. Le debo el reafirmarme en mi vocación y en mostrarme lo maravilloso de la enseñanza.
¿Y qué voy a decir de los niños? Los pequeños de tercero de primaria me han abrazado tan fuerte que por poco no me tiran al suelo. Otros me han pedido que les firmase en el cuaderno. Y los más especiales, para mí (porque con ellos estuve también el pasado año) se enorgullecían al decirles a los compañeros que ese era yo y que ya me conocían del año pasado. En quinto la sorpresa ha sido mayor aún. Ésta sí que no me la esperaba pues he vuelto a casa con un montón de cartulinas y papeles en los que pone “Para mi profesor de prácticas”. Y los de sexto, tan mayores ellos pero a la vez tan niños aún.
Son momentos que despiertan sentimientos que no se pueden describir: que tres niñas bailen para ti a la salida del colegio, que un niño de sexto disimule las lágrimas en el momento en el que estás saliendo de la clase por última vez, que uno de tercero te coja de la mano durante las clases para que estés con él y no te separes o que otra te dibuje un muñeco con la bandera del Reino Unido porque “eres el profesor de Inglés”, que los de sexto te digan que la actividad que has preparado “es la mejor que hemos hecho en todo el año” o que al salir de la última clase, el último día te aplaudan, son sólo algunos de esos instantes con historia. Con mi historia.
Siento un enorme orgullo por todo ello. Un orgullo que se convierte en gratitud al hablar de los maestros. Por tratarme como uno más, por acogerme, por hacerme sentir parte del colegio. Por todo ello gracias.
Gracias al colegio “Fuente del Rey”, a mi tutora y a todos esos niños y niñas de distintos cursos que tantos buenos momentos me habéis hecho pasar. Siento que ha llegado el final de una etapa pero dicen que eso es porque algo está a punto de comenzar.
Esto no pretende ser un adiós sino un hasta luego.