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viernes, 28 de junio de 2013

RELACIONES ENTRE HISTORIAS III

¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE LA CIUDAD DE ALBA LONGA (S. VI a.C.) Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA (1789)?
 
He aquí otra incógnita curiosa de la Historia que une dos acontecimientos ocurridos con veintitrés siglos de diferencia (que se lee pronto). Y es que las guerras libradas entre las ciudades de Roma y Alba Longa durante los siglos VII y VI antes de Cristo estuvieron muy presentes en la Revolución Francesa.
 
En 1784, el rey francés Luis XVI encargó a la pinto de la Corte, J.L. David una obra que representase el "Juramento de los Horácios". El propósito era simbolizar la lealtad al Estado utilizando la historia mítica de las dos familias enfrentadas: los Horácios de Roma y los Curiáceos de Alba. Se dice que los hijos varones de las dos familias se enfrentaron a muerte hacia 669 a.C. quedando vivo tan sólo uno de los Horácios con lo que Roma resultó vencedora. Era una perfecta historia para simbolizar el "amor a la patria", "la lealtad a los gobernantes", etc.
 
J. L. David pintó el siguiente cuadro. Muy famoso:
 
 
El monarca quedó contento con el cuadro pero en realidad no sabía que le estaba avisando de lo que iba a ocurrir cuatro años después. J.L. David era en realidad un revolucionario radical convencido que utilizó esta obra y una temática alegórica para representar los valores de la revolución. Muy alejados (de hecho eran opuestos) a los que pretendía reafirmar Luis XVI. El monarca absoluto tuvo en su palacio esta obra: un cartel bien grande que anunciaba lo que se estaba fraguando en Francia y que acabaría llevándoselo por delante.
 
En "El juramento de los Horácios", detrás de la temática romana y los aire clasicistas, vemos la justificación del uso de la fuerza por unos ideales justos (obsérvense las espadas del centro de la imagen), observamos la legitimación de la violencia (recordemos que dos de los tres muchachos perecieron en la lucha), la defensa de las convicciones, la destrucción del enemigo (sí, Alba Longa fue finalmente arrasada por Roma) y la lealtad... pero no al rey sino a la libertad, la justicia y la igualdad.
 
Pero no sólo eso sino que David anunciaba el sufrimiento que iba a traer la Revolución, si no os lo creéis fijaos en las mujeres de la derecha que lloran desconsoladas ante la desgracia que va a ocurrir. Pero la fuerza de los muchachos lo puede todo porque están dispuestos a luchar hasta la muerte e incluso sirve de ejemplo a generaciones posteriores, fijaos cómo mira el niño con ojos de admiración, a pesar de que su madre intenta taparle los ojos.
 
Y es que J. L. David se limitó a reflejar los ideales que él veía y sentía en la Francia de finales del siglo XVIII. Ideales que eran los suyos. Y el cuadro el "Juramento de los Horácios" no era más que un cartel anunciador de lo que estaba pasando. En la Revolución Francesa se recuperaron valores y principios que ya estaban presentes en la Roma "republicana" del siglo VI a. C.

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