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domingo, 9 de septiembre de 2018

LA INSTANTÁNEA DE LA RECONCILIACIÓN



 Fotografía de A. Schommer (1987)

Hace algunos días encontré esta foto en Twitter, ese lugar que a veces es una jaula de grillos y otras ofrece cosas maravillosas como ésta. No conocía la instantánea pero, al verla, enseguida supe que mostraba algo especial, algo que merecía ser contado. Así que investigué un poco.

Su autor fue el fotógrafo hispano alemán Alberto Schommer (1928 - 2015). En los últimos años del Franquismo y los primeros de la Democracia, Schommer realizó numerosas series de fotografías relacionadas con la vida política española del momento. En 1976, el recién fundado diario "El País" publicó sus series "La Iglesia española en levitación", "Grupos políticos" y "El desmontaje del Franquismo". Algunas muestras de estos trabajos pueden consultarse hoy en la página web oficial de Schommer (aquí).

En los años 80 realizó una serie de fotografías que trataban de desmitificar a las figuras más importantes de la Transición a la democracia (1975 - 1982). En la web pueden verse algunas de las instantáneas que tomó a personajes de la relevancia de Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga y Santiago Carrillo. Los políticos de entonces se prestaron a ser retratados de una forma nunca antes vista. A esta serie, titulada elocuentemente "La Transición", pertenece nuestra fotografía.

En 1987, Schommer reunió, para ser retratados juntos, a personajes que, si bien tuvieron un papel secundario en la Transición, habían sido figuras de extrema relevancia durante la Segunda República, la Guerra Civil o el Franquismo. Los retrató a todos juntos en una sala oscura, sin decoración, con la única excepción de la bandera nacional que puede verse en el extremo izquierdo de la imagen. La bandera no es ni la republicana de 1931 ni la franquista con el escudo del águila de San Juan, sino la rojigualda constitucional con el escudo adoptado en octubre de 1981 y despojado de toda simbología franquista.

Los nombres de los personajes que aparecen en la fotografía causan escalofríos, tanto por su edad y por su ideología como por su relevancia histórica y su papel en la Guerra Civil o los primeros años del Franquismo.

Abajo a la izquierda, sentado en una silla se encuentra Ramón Serrano Suñer que en el momento de la instantánea tenía 86 años (moriría en 2003, con 101 años). Suñer fue un destacado miembro del primer gobierno de Franco, que era también su cuñado. Abogó por que España entrase en la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) al lado de la Alemania de Hitler. Junto a él, también sentado, encontramos al general republicano Enrique Líster. En ese momento contaba 80 años (moriría a los 87). Líster fue miembro del Partido Comunista de España (PCE) y dirigió al Ejército Popular en la Guerra Civil. Tres la derrota de la República marchó a la URSS donde participó en la Segunda Guerra Mundial. Regresó a España en 1977, tras las primeras elecciones democráticas.

A su izquierda se encuentra José María de Leizaola (de 90 años), lehendakari del gobierno vasco en el exilio entre 1960 y 1978. Regresó a España en 1979 y participó en los primeros gobiernos autonómicos vascos tras el regreso a la democracia. Junto a él vemos a Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, hija del dictador Miguel Primo de Rivera y fundadora de la Sección Femenina de Falange. Durante la Segunda Guerra Mundial mantuvo encuentros con Hitler (con quien hubo planes de matrimonio auspiciados por algunos sectores franquistas), con Musolini y con Salazar, el dictador portugués. En el momento de la foto contaba 80 años y murió en 1991.

En la segunda fila, de pie, encontramos a la izquierda al empresario e ingeniero Aguirra Gonzalo (de 89 años), quien fue procurador en las Cortes Franquistas entre 1971 y 1976. Dirigió el Banco Español de Crédito durante el Franquismo. A su lado aparece el dirigente socialista Ramón Rubial que fue presidente del PSOE y lehendakari preautonómico del gobierno vasco. En 1937 fue condenado a la pena de muerte por un tribunal militar, sentencia que fue conmutada posteriormente por treinta años de cárcel. Escapó de la prisión y fue capturado de nuevo en 1947. Salió de la cárcel en 1956 aunque posteriormente volvió a ser arrestado en numerosas ocasiones. Murió en 1999 a los 92 años de edad.

A su lado encontramos a Raimundo Fernandez Cuesta, que en el momento de la foto tenía 91 años (murió en 1992 a los 95). Fue amigo personal de José Antonio Primo de Rivera y uno de los fundadores de Falange. Durante el Franquismo ocupó cargos en diversos ministerios y tras la muerte de Franco se opuso a la Transición a la democracia durante los primeros años. Por último a su izquierda encontramos a Ignacio Gallego, el más joven de todos, con 73 años (murió en 1990 a los 76). Comunista convencido, participó en el Ejército Popular Republicano durante la Guerra Civil y posteriormente huyó a la URSS. Durante la Segunda Guerra Mundial se alistó en el Ejército Rojo y combatió al nazismo. Formó parte del sector prosoviético del PCE, regresando a España de incógnito en 1976.

Ocho nombres, ocho personas, ocho historias y dos Españas. Las "dos Españas" que se habían enfrentado en la Guerra Civil de los años treinta. En el momento en que se tomó la foto habían pasado nada menos que 51 años desde el golpe de Estado fallido del 17 de julio de 1936 y 12 años de la muerte del dictador Franco el 20 de noviembre de 1975. En los años siguientes, el país inició una transformación política sin precedentes que llevó a la dictadura franquista a convertirse en una Monarquía parlamentaria y democrática homologable con el resto de sistemas políticos de Europa Occidental.

En aquellos años se optó por la reconciliación y la concordia, por el consenso y la voluntad de entendimiento. Se pretendió olvidar intencionadamente los años de las confrontaciones y de la violencia y perdonar al que había sido el enemigo. Sólo si tenemos en cuenta esto podemos entender nuestra Transición a la democracia y la fotografía de arriba.

Los retratados por Schommer habían sido enemigos y quiero hacer especial hincapié en la palabra. En la Guerra Civil fueron enemigos con todas las dimensiones del término. Hubo vencedores y vencidos. Aquellos que pertenecían al bando vencedor, el sublevado, gobernaron el país durante casi cuarente años. Los vencidos, los del bando republicano, marcharon al exilio o afrontaron represalias de una crueldad inimaginable. Pero después de todo, y pese a todo, se encontraron cincuenta y un años después del comienzo de la guerra y se retrataron juntos.

Los personajes de la fotografía no eran amigos pero toleraron hacerse una fotografía conjunta. Serrano Suñer combatió contra Enrique Líster en los años treinta del siglo XX pero en los ochenta, ambos se sentaron codo con codo para que el fotógrafo Schommer los retratase. Ignació Gallego era un ferviente comunista defensor de la Unión Soviética pero en 1987 no le importó posar detrás de Pilar Primo de Rivera, una de las figuras femeninas más destacadas del Franquismo. Eso fue la Transición española a la democracia. Eso fue nuestra Transición.

El propio fotógrafo comentó a unos colegas que en los momentos anteriores y posteriores a la instantánea, los retratados intercambiaron algunas palabras cordiales y hablaron sobre sus problemas de salud: - "Tengo el colesterol alto, me lo ha dicho el médico"; - "Yo también y tomo este medicamento que me va muy bien". Conversaciones sencillas, palabras normales y ningún reproche, ningún desprecio. Schommer no apreció rencor en sus palabras, en sus miradas, en sus gestos. De hecho, si alguno de ellos  lo hubiese tenido, no hubiese permitido retratarse.

¿Olvidó en algún momento Ramón Rubial los años en los que estuvo preso sufriendo torturas y humillaciones? Rotundamente no. ¿Y Enrique Líster e Ignacio Gallego los años en el exilio? Tampoco. ¿Olvidó Pilar Primo de Rivera el fusilamiento de su hermano días después del gole de Estado? Ni mucho menos. Pero todos se dieron cuenta en los años setenta y en los ochenta (y quizá décadas antes) que la etapa de confrontación había pasado y la guerra no había resuelto sus diferencias. Por eso, en la Transición se prefirió silenciar los enfrentamientos del pasado y abrir una nueva etapa marcada por el diálogo y la tolerancia. La Transición fue sinónimo de renconciliación aunque a algunos se les haya olvidado. Y esta fotografía es el mejor ejemplo de ello.