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lunes, 30 de diciembre de 2013

INSTANTES DEL AÑO 2013

Si buscas "año 2013" en la Wikipedia saldrá que ha sido un año normal y corriente en el calendario gregoriano y que ha sido también el primero que tiene los cuatro dígitos diferentes desde 1987. Pero os aseguro que este año que estamos a punto de terminar no pasará a la Historia por eso. Durante los últimos 365 días ha habido instantes. Instantes de Historia buenos y malos.

Esta vez os propongo destacar uno o dos acontecimientos de cada mes. Aquellos que seguro serán recordados por las generaciones posteriores (al menos en alguna parte del mundo):

  • Enero: Francia interviene militarmente en Mali para sofocar a los rebeldes bereberes ligados a Al Qaeda que se habían hecho fuertes en el norte del país.
  • Febrero: Un meteorito cae en Rusia causando cientos de heridos. El 28, el papa Benedicto XVI abdica y la Iglesia Católica entra en sede vacante. Un papa renuncia por primera vez desde 1411.
  • Marzo: el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fallece en Caracas. El 13 es elegido papa por el cónclave Jorge Mario Bergoglio que adopta el nombre de Francisco. Es el primer sumo pontífice americano de la Historia.
  • Abril: Atentado con bombas en la Maratón de Bostón, causando varios muertos y decenas de heridos. A finales de mes, abdica la reina Beatriz de Holanda, su hijo el príncipe Guillermo Alejandro se convierte en rey de los Países Bajos.
  • Mayo: los muertos de la Guerra de Siria (que ha continuado durante todo el año) se elevan a 95.000. Hay cientos de miles de refugiados y desplazados.
  • Junio: estallan protestas en Turquía contra la política de islamización del gobierno de Erdogán.
  • Julio: un golpe de Estado militar derriba al presidente de Egipto, Mohamed Mursi. Estalla la violencia en las ciudades principales del país. El rey de los belgas Alberto II abdica en favor de su hijo Felipe. A finales de mes, un tren descarrila en Santiago de Compostela (España), causando 79 muertos.
  • Agosto:  el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy se ve obligado a comparecer en el Parlamento por los casos de corrupción que afectan al Partido Popular. 
  • Septiembre: islamistas radicales ocupan el centro comercial Westage en Nairobi (Kenia). Se producen decenas de muertos y cientos de heridos.
  • Octubre: mueren 339 inmigrantes subsaharianos frente a las costas de la Isla de Lampedusa (Italia) cuando trataban de llegar a Europa. Europa se conmociona y exige respuestas a las autoridades comunitarias.
  • Noviembre: el 7, el Tifón Haiyán toca tierra en Filipinas arrasando cientos de ciudades y aldeas. Se calcula que hay más de 3.000 muertos y es el peor desastre natural desde el tsunami de 2004 que asoló el sudeste asiático. A finales de mes, Irán anuncia un acuerdo con el Consejo de Seguridad de la ONU para limitar el enriquecimiento de uranio.
  • Diciembre: el 5, muere Nelson Mandela, el primer presidente negro de Sudáfrica y el héroe nacional que acabó con el Apartheid. A finales de mes crece la tensión en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, que se aproxima a la guerra civil.

Observando la lista de sucesos históricos, de instantes del 2013, llegará a la conclusión, querido amigo, de que casi todos son catástrofes. Y es cierto. Desgraciadamente, el año 2013 no pasará a la Historia por grandes acontecimientos políticos, sociales o económicos. Sólo será un año más. 

Por lo que respecta a España,  el año que terminamos es en el que se ha empezado a ver tímidamente la recuperación económica después de años de calamidades; el año en el que Madrid se volvió a quedar sin Juegos Olímpicos (que serán en Tokio 2020); y el año en el que la corrupción rampante ha hecho mella en todas las instituciones públicas españolas. 

Ahora, abrimos un nuevo año lleno de esperanzas y de temores. Lleno de muchas incertidumbres y algunas (sólo algunas) certezas. Un año apasionante porque la Humanidad seguirá su camino y nuestro planeta seguirá girando. Un año en el que se cumplen numerosas efemérides que intentaremos recordar y un año más en el que algunos instantes pasarán a la Historia.


Una última cosa. Me olvidaba de la canción del año. Esta vez he elegido una (muy) antigua pero que me inspira al recordar los Instantes con Historia del año 13: "Sound of Silence" de Simon y Garfunkle. Aquí os la dejo:



Nada más, ¡¡¡Feliz año nuevo 2014 a todos!!!  

miércoles, 25 de diciembre de 2013

CUANDO EL AÑO COMENZABA EL 1 DE MARZO

¿Cuál es el origen de nuestro calendario? ¿Por qué el año comienza el día 1 de enero y no otro día? ¿Por qué hay doce meses y no trece? Todas las respuestas a esas preguntas se encuentran en la historia que pretendo contaros hoy. Una historia en la que nuestra tierra, la Península Ibérica, tuvo mucho que ver.

El origen de los meses que tenemos hoy en nuestro calendario, es romano. La leyenda nos dice que al principio de la Monarquía Romana, en el siglo VIII a.C. aproximadamente, los romanos dividían el año en diez meses. Así, el primero era Martius, el mes de Marte; el segundo era Aprilis, el mes de las flores; después Maius (de Maia), Junius (de Juno), Quintilis, Sextilis, September, October, November y December. Algunos de los nombres derivaban de un dios y otros de su posición en el calendario.

También dice la tradición que hacia el 713 a.C. el rey romano Numa Pompilio (el sucesor de Rómulo) añadió dos meses más al final del año: Januarius (mes del dios Jano) y Februarius (mes de las hogueras). De esta forma, el año pasaba a tener 355 días frente a los 304 anteriores y se establecía una correlación adecuada entre los meses y las estaciones. Y es que las estaciones tenían una gran importancia en la civilización romana porque de ellas dependían las cosechas y las conquistas. 

El año empezaba el 1 de marzo, el mes en el que comenzaba el buen tiempo, se abrían los pasos entre montañas al derretirse las nieves y las legiones romanas podían reanudar sus expediciones de conquista. El 1 de marzo también se nombraba a los cónsules, los máximos jefes militares, y el cargo duraba doce meses (hasta el 1 de marzo siguiente). Para los autores romanos, Marzo era el mes en el que la Historia recuperaba su ritmo después del letargo invernal. Las guerras de conquista duraban mientras lo hacía el buen tiempo, por eso el primer mes estaba dedicado al dios de la guerra, Marte.

Pero al comenzar la conquista de Hispania se produjo un pequeño desajuste. La Península se encontraba a varias semanas de travesía en barco desde Italia. Si los cónsules eran nombrados el 1 de marzo, cuando querían llegar a Tarraco era principios de mayo. Después debían  asumir el mando y organizar los ejércitos con lo que la actividad de conquista sólo se ponía en marcha hasta bien entrado julio. Desde marzo a julio había un tiempo valioso en el que no se conquistaba por los preparativos y después las expediciones resultaban cortas: de julio a octubre o noviembre cuando volvía el mal tiempo y las guerras se interrumpían.

En diciembre de 154 a.C. las legiones romanas habían llegado a los pies de la muralla de Numancia, ciudad celtíbera que oponía gran resistencia. Además, los lusitanos estaban protagonizando una serie de revueltas en la provincia Ulterior. Los cónsules de ese año no podían hacer nada por el mal tiempo en la Península y había que esperar a los nuevos, nombrados el 1 de marzo, que llegarían a Hispania en julio del año siguiente. Demasiado tiempo desaprovechado. 

Se sabía que cuatro meses (de julio a octubre) no iban a ser suficientes para acabar con las Guerras Celtibéricas y Lusitanas. El Senado romano decidió aprovechar el buen tiempo desde marzo a julio para llevarlas a cabo. Se decidió entonces adelantar el comienzo del año al 1 de Januarius (enero en castellano). Los cónsules serían nombrado en Roma ese día, cogerían el barco rumbo a Tarraco semanas después y para el 1 de marzo (comienzo del buen tiempo) ya estarían listos para reanudar la guerra. De esta forma se aprovechaban todos los meses de bueno tiempo (entre marzo y octubre). Y así fue. Desde entonces, todos los años comienzan el 1 de enero.

Pero la Historia da muchas vueltas y no todos los países modernos adoptaron el 1 de enero como "Año Nuevo" a la vez. A comienzos del siglo XVI lo hicieron Francia, España y los reinos italianos;  Rusia lo adoptó en 1700 y el Reino Unido y sus colonias lo hicieron en 1752. Antes comenzaba para los anglosajones el 25 de marzo, nueve meses antes del día de Navidad. 


Calendario sobre un monolito de piedra de época romana.


En cualquier caso, la historia del comienzo del año el primero de enero tuvo mucho que ver con el tiempo atmosférico, con la guerra... y con Hispania.


domingo, 22 de diciembre de 2013

CUANDO COMENZÓ NUESTRA ERA

Hoy os propongo viajar a Palestina hace dos mil trece años. En realidad no hace dos mil trece años por un error de cálculo de Dionisio el Exiguo, el monje rumano del siglo V d.C. encargado de calcular en qué año nació Jesucristo. Se equivocó en cuatro o cinco años así que Jesús debido de nacer en realidad hacia el 4 ó el 5 a.C.

En esa época, Palestina llevaba décadas bajo el poder de Roma desde que Pompeyo la incorporara al Imperio en el 63 a.C. El prínceps era Octavio Augusto, el todo poderoso emperador de Roma y máxima autoridad en las provincias, incluida Palestina.

Esta tierra estaba dividida en cuatro provincias: Judea, Galilea, Samaria y Perea y sobre todas ellas gobernaba el rey judío Herodes el Grande. Un títere de los romanos que, después de eliminar toda disidencia, monumentalizó Jerusálem, la capital, al estilo de las ciudades romanas. Herodes reinó hasta el 4 a.C. y parece que fue un gobernante eficaz que impulsó la economía de Palestina. Para la tradición fue el malvado rey que mandó ejecutar a todos los recién nacidos pero de eso no hay constancia en las fuentes históricas.

Palestina en torno al año 1 a.C. dividida en cuatro provincias


La economía de Palestina era agrícola basada en la trilogía mediterránea (cereal, vid y olivo). La religión era el judaísmo y sus tradiciones eran respetadas por los romanos que no buscaban (de momento) la asimilación de los israelitas. Se limitaban a cobrar los impuestos del César y a que los judíos se mantuviesen tranquilos sin protagonizar revueltas.

Hacia el 4 a.C. (o años después, depende de las fuentes), Augusto ordenó la elaboración de un censo en todo el Imperio. Se trataba de realizar una lista de los habitantes que vivían en las provincias para tenerlos controlados. Toda la población debía acudir a sus lugares de origen y apuntarse en dicha lista.

En ese año, un carpintero afincado en Nazaret y de nombre José acababa de recibir la noticia de que su esposa, la joven María, esperaba un hijo (según la tradición, María era virgen pero la Historia no es capaz de afirmarlo, obviamente). El caso es que José y María, cumpliendo el mandato de Augusto, tuvieron que viajar hasta Belén, donde había nacido el carpintero. Recorrieron en un borrico los 115 km que separan Nazaret y Belén, con María a punto de dar a luz.

Al llegar a Belén, una noche, María se puso de parto pero según la tradición, no encontraron alojo en ninguna de las posadas que había en la ciudad. El único cobijo que encontraron fue un establo abandonado. Allí pasaron la noche al calor de un buey y el borrico. Y allí nació Jesús quien estaba destinado a cambiar el rumbo de la Historia. 

Dicen que un ángel avisó a los pastores que cuidaban sus rebaños en los alrededores de Belén de la llegada del Mesías. También dicen que días después, tres magos de Oriente acudieron a adorar al Salvador. Jesús no nació un 25 de diciembre, pero la tradición ha conservado esa fecha porque es el día en el que la luz comienza a vencer a las tinieblas.



¡Feliz Navidad a todos!

viernes, 20 de diciembre de 2013

"NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA"

El título de este artículo es un refrán popular pero también son las palabras exactas que pronunció Francisco Franco en el discurso de fin de año de 1973. Habían transcurrido tan sólo once días desde que el 20 de diciembre de ese año, el presidente del gobierno Luis Carrero Blanco, fuese brutalmente asesinado. Pero ¿por qué el dictador pronunció esas palabras? ¿quién estuvo detrás de la muerte del presidente del gobierno?

Eran las 9:28 horas de aquella fría mañana de diciembre cuando el jefe de gobierno se dirigía a su domicilio en la calle Hermanos Bécquer de Madrid después de asistir a la misa celebrada en la iglesia de San Francisco de Borja. Realizaba todos los días el mismo itinerario desde hacía veinte años.

Cuando entra en la calle Claudio Coello un coche está aparcado en doble fila con lo que el vehículo del presidente tiene que aminorar la marcha y pasar exactamente por encima de los explosivos. Esa era la trampa. Una enorme explosión activada desde un mando a distancia hace volar el coche por encima del tejado del Colegio de los Jesuitas. El amasijo de hierros con el presidente, el chófer y el escolta dentro cae a una terraza interior del edificio mientras en la calle no se ve nada.

La explosión deja un enorme socavón en la calzada que se llena de agua por las tuberías rotas y la calle está envuelta en humo. No hay ni rastro del presidente. Minutos después se encuentra a Carrero junto con sus dos acompañantes. Ninguno sobrevive al atentado. Ha sido un éxito para quien lo haya organizado... ¿pero quién?

Las cosas no están tan claras. Es seguro que los autores materiales del magnicidio fueron seis etarras, el denominado "Comando Txikita", quienes se atribuyeron el brutal atentado. Pero fijémonos en un fragmento del comunicado de E.T.A. en el que reconoce su autoría:

"Carrero Blanco constituía la pieza clave garantizadora de la continuidad y estabilidad del sistema franquista; sin él, las tensiones en el seno del poder entre las diferentes tendencias adictas al régimen fascista del general Franco se agudizarán peligrosamente".

Exactamente, la "Operación Ogro", como se denominó al plan buscaba desestabilizar el régimen y ése no sólo era un objetivo de la organización criminal etarra sino que muchos grupos estaban interesados en el derrumbe del aparato franquista.

Podemos citar por ejemplos el caso del PCE (o al menos la extrema izquierda del partido), cuyos integrantes pudieron estar relacionados con el atentado aunque nunca se llegó a confirmar. Otros investigadores apuntan que la CIA, la agencia de inteligencia norteamericana, estaba al tanto de los planes para asesinar al presidente del gobierno porque éste no era partidario de firmar un convenio con EE.UU. Por supuesto la URSS tampoco está fuera de sospecha. 

Pero dentro del régimen también había sectores interesados en que desapareciese Carrero. Las recientes investigaciones de Manuel Cerdán apuntan a que el régimen franquista pudo ser cómplice del magnicidio "por acción u omisión". Incluso la esposa del Generalísimo, Carmen Polo, podría haber estado relacionada ya que tenía gran interés en que Arias Navarro accediese a la jefatura de gobierno como de hecho ocurrió tras el atentado.

Lo único cierto es que el asesinato del almirante Carrero Blanco apuntilló al régimen franquista y agudizó su decadencia final. Hay testimonios gráficos que muestran a Franco llorar durante el funeral del presidente, probablemente porque sabía que se había ido el último pilar de la estructura de su régimen. Sin él no había posibilidad de continuación.

Entonces, queda sin resolver la frase del título: ¿por qué Franco dijo: "no hay mal que por bien no venga"?

viernes, 6 de diciembre de 2013