¿Cuál es el origen de nuestro calendario? ¿Por qué el año comienza el día 1 de enero y no otro día? ¿Por qué hay doce meses y no trece? Todas las respuestas a esas preguntas se encuentran en la historia que pretendo contaros hoy. Una historia en la que nuestra tierra, la Península Ibérica, tuvo mucho que ver.
El origen de los meses que tenemos hoy en nuestro calendario, es romano. La leyenda nos dice que al principio de la Monarquía Romana, en el siglo VIII a.C. aproximadamente, los romanos dividían el año en diez meses. Así, el primero era Martius, el mes de Marte; el segundo era Aprilis, el mes de las flores; después Maius (de Maia), Junius (de Juno), Quintilis, Sextilis, September, October, November y December. Algunos de los nombres derivaban de un dios y otros de su posición en el calendario.
También dice la tradición que hacia el 713 a.C. el rey romano Numa Pompilio (el sucesor de Rómulo) añadió dos meses más al final del año: Januarius (mes del dios Jano) y Februarius (mes de las hogueras). De esta forma, el año pasaba a tener 355 días frente a los 304 anteriores y se establecía una correlación adecuada entre los meses y las estaciones. Y es que las estaciones tenían una gran importancia en la civilización romana porque de ellas dependían las cosechas y las conquistas.
El año empezaba el 1 de marzo, el mes en el que comenzaba el buen tiempo, se abrían los pasos entre montañas al derretirse las nieves y las legiones romanas podían reanudar sus expediciones de conquista. El 1 de marzo también se nombraba a los cónsules, los máximos jefes militares, y el cargo duraba doce meses (hasta el 1 de marzo siguiente). Para los autores romanos, Marzo era el mes en el que la Historia recuperaba su ritmo después del letargo invernal. Las guerras de conquista duraban mientras lo hacía el buen tiempo, por eso el primer mes estaba dedicado al dios de la guerra, Marte.
Pero al comenzar la conquista de Hispania se produjo un pequeño desajuste. La Península se encontraba a varias semanas de travesía en barco desde Italia. Si los cónsules eran nombrados el 1 de marzo, cuando querían llegar a Tarraco era principios de mayo. Después debían asumir el mando y organizar los ejércitos con lo que la actividad de conquista sólo se ponía en marcha hasta bien entrado julio. Desde marzo a julio había un tiempo valioso en el que no se conquistaba por los preparativos y después las expediciones resultaban cortas: de julio a octubre o noviembre cuando volvía el mal tiempo y las guerras se interrumpían.
En diciembre de 154 a.C. las legiones romanas habían llegado a los pies de la muralla de Numancia, ciudad celtíbera que oponía gran resistencia. Además, los lusitanos estaban protagonizando una serie de revueltas en la provincia Ulterior. Los cónsules de ese año no podían hacer nada por el mal tiempo en la Península y había que esperar a los nuevos, nombrados el 1 de marzo, que llegarían a Hispania en julio del año siguiente. Demasiado tiempo desaprovechado.
Se sabía que cuatro meses (de julio a octubre) no iban a ser suficientes para acabar con las Guerras Celtibéricas y Lusitanas. El Senado romano decidió aprovechar el buen tiempo desde marzo a julio para llevarlas a cabo. Se decidió entonces adelantar el comienzo del año al 1 de Januarius (enero en castellano). Los cónsules serían nombrado en Roma ese día, cogerían el barco rumbo a Tarraco semanas después y para el 1 de marzo (comienzo del buen tiempo) ya estarían listos para reanudar la guerra. De esta forma se aprovechaban todos los meses de bueno tiempo (entre marzo y octubre). Y así fue. Desde entonces, todos los años comienzan el 1 de enero.
Pero la Historia da muchas vueltas y no todos los países modernos adoptaron el 1 de enero como "Año Nuevo" a la vez. A comienzos del siglo XVI lo hicieron Francia, España y los reinos italianos; Rusia lo adoptó en 1700 y el Reino Unido y sus colonias lo hicieron en 1752. Antes comenzaba para los anglosajones el 25 de marzo, nueve meses antes del día de Navidad.
Calendario sobre un monolito de piedra de época romana. |
En cualquier caso, la historia del comienzo del año el primero de enero tuvo mucho que ver con el tiempo atmosférico, con la guerra... y con Hispania.
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