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viernes, 20 de diciembre de 2013

"NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA"

El título de este artículo es un refrán popular pero también son las palabras exactas que pronunció Francisco Franco en el discurso de fin de año de 1973. Habían transcurrido tan sólo once días desde que el 20 de diciembre de ese año, el presidente del gobierno Luis Carrero Blanco, fuese brutalmente asesinado. Pero ¿por qué el dictador pronunció esas palabras? ¿quién estuvo detrás de la muerte del presidente del gobierno?

Eran las 9:28 horas de aquella fría mañana de diciembre cuando el jefe de gobierno se dirigía a su domicilio en la calle Hermanos Bécquer de Madrid después de asistir a la misa celebrada en la iglesia de San Francisco de Borja. Realizaba todos los días el mismo itinerario desde hacía veinte años.

Cuando entra en la calle Claudio Coello un coche está aparcado en doble fila con lo que el vehículo del presidente tiene que aminorar la marcha y pasar exactamente por encima de los explosivos. Esa era la trampa. Una enorme explosión activada desde un mando a distancia hace volar el coche por encima del tejado del Colegio de los Jesuitas. El amasijo de hierros con el presidente, el chófer y el escolta dentro cae a una terraza interior del edificio mientras en la calle no se ve nada.

La explosión deja un enorme socavón en la calzada que se llena de agua por las tuberías rotas y la calle está envuelta en humo. No hay ni rastro del presidente. Minutos después se encuentra a Carrero junto con sus dos acompañantes. Ninguno sobrevive al atentado. Ha sido un éxito para quien lo haya organizado... ¿pero quién?

Las cosas no están tan claras. Es seguro que los autores materiales del magnicidio fueron seis etarras, el denominado "Comando Txikita", quienes se atribuyeron el brutal atentado. Pero fijémonos en un fragmento del comunicado de E.T.A. en el que reconoce su autoría:

"Carrero Blanco constituía la pieza clave garantizadora de la continuidad y estabilidad del sistema franquista; sin él, las tensiones en el seno del poder entre las diferentes tendencias adictas al régimen fascista del general Franco se agudizarán peligrosamente".

Exactamente, la "Operación Ogro", como se denominó al plan buscaba desestabilizar el régimen y ése no sólo era un objetivo de la organización criminal etarra sino que muchos grupos estaban interesados en el derrumbe del aparato franquista.

Podemos citar por ejemplos el caso del PCE (o al menos la extrema izquierda del partido), cuyos integrantes pudieron estar relacionados con el atentado aunque nunca se llegó a confirmar. Otros investigadores apuntan que la CIA, la agencia de inteligencia norteamericana, estaba al tanto de los planes para asesinar al presidente del gobierno porque éste no era partidario de firmar un convenio con EE.UU. Por supuesto la URSS tampoco está fuera de sospecha. 

Pero dentro del régimen también había sectores interesados en que desapareciese Carrero. Las recientes investigaciones de Manuel Cerdán apuntan a que el régimen franquista pudo ser cómplice del magnicidio "por acción u omisión". Incluso la esposa del Generalísimo, Carmen Polo, podría haber estado relacionada ya que tenía gran interés en que Arias Navarro accediese a la jefatura de gobierno como de hecho ocurrió tras el atentado.

Lo único cierto es que el asesinato del almirante Carrero Blanco apuntilló al régimen franquista y agudizó su decadencia final. Hay testimonios gráficos que muestran a Franco llorar durante el funeral del presidente, probablemente porque sabía que se había ido el último pilar de la estructura de su régimen. Sin él no había posibilidad de continuación.

Entonces, queda sin resolver la frase del título: ¿por qué Franco dijo: "no hay mal que por bien no venga"?

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