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jueves, 22 de abril de 2021

VEINTICINCO DATOS SOBRE LA REVUELTA DE LAS COMUNIDADES

Con motivo del quinientos aniversario de la Batalla de Villalar (23 de abril de 1521), vamos a repasar veinticinco datos curiosos de la sublevación de las Comunidades de Castilla (1520 - 1521):

"Los mártires de la libertad española" (litografía del siglo XIX)


1. La autoproclamación de Carlos de Habsburgo como rey de Castilla en Bruselas (1516) fue ilegal. La reina propietaria de Castilla era, en realidad, su madre Juana de Trastámara, apodada "la Loca". Las Cortes de Valladolid de 1518 acataron la proclamación y el gobierno "conjunto" de madre e hijo.

2. En las Cortes de Valladolid de 1518 ya se le pidió al rey Carlos I, que tenía apenas dieciocho años, que atendiese más a los asuntos de Castilla que a los de sus consejeros flamencos: "Vuestra alteza la debe hacer, pues en verdad nuestro mercenario es...".

3. Carlos de Habsburgo era nieto de los Reyes Católicos y del emperador del Sacro Imperio, Maximiliano I. Había nacido en Gante (Bélgica) y fue educado por su tía Margarita. Cuando llegó a Castilla no sabía hablar castellano, desconocía las costumbres, leyes e instituciones castellanas y apenas tenía consejeros españoles.

4. En 1519 murió el emperador Maximiliano y su nieto Carlos tuvo que acudir a Alemania para ser elegido nuevo emperador del Sacro Imperio. Para obtener financiación para el viaje y la candidatura, convocó las Cortes de Santiago - La Coruña (1519 - 1520).

5. La sublevación de las Comunidades comenzó en Toledo en abril de 1520. Carlos I ya se había salido de Castilla dejando como regente a un extranjero, Adriano de Utrecht. Se consideraba que el rey había abandonado sus funciones y había comprado el trono del imperio con dinero castellano. 

6. Dieciocho ciudades castellanas tenían derecho a enviar representantes a Cortes: León, Burgos, Valladolid, Soria, Zamora, Toro, Segovia, Ávila, Salamanca, Guadalajara, Madrid, Toledo, Cuenca, Murcia, Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. 

7. La convocatoria a Cortes realizada por Toledo en 1520 fue ilegal porque las Cortes de Castilla debían ser convocadas por el rey. Sólo acudieron representantes de cuatro ciudades: Toledo, Segovia, Salamanca, Zamora y Toro. La Junta se reunió en Ávila, pero los representantes de esta ciudad no acudieron.

8. El incendio de Medina del Campo en el verano de 1520 extendió la sublevación por toda Castilla. Al conocer la noticia se sumaron otras muchas ciudades hasta un total de catorce.

9. Para muchos historiadores, el eje de la sublevación se situó a ambos lados de la Sierra de Guadarrama: Toledo - Segovia - Valladolid. Conforme nos alejamos de este eje, la rebelión tuvo menos fuerza.

10. La rebelión de las Comunidades no afectó apenas a Andalucía y Galicia aunque sí tuvo ecos en Guipúzcoa, León y el reino de Murcia. Además, coincidió con la Revuelta de las Germanías en los reinos de Valencia y Mallorca aunque esta tiene un carácter más antiseñorial.

11. El traslado de la Junta a Tordesillas fue una maniobra estratégica porque allí se encontraba recluida la reina Juana. No obstante, a pesar de las presiones que sufrió para tomar el control del gobierno del reino, Juana siempre se negó a ponerse en contra de su hijo.

12. Los líderes de la revuelta fueron Juan Padilla, regidor de Toledo; Juan Bravo, regidor de Segovia; y Francisco Maldonado, regidor de Salamanca. Juan Padilla estaba casado con María Pacheco, quien era prima de Juan Bravo. También tuvo un papel destacado Antonio de Acuña, obispo de Zamora. 

13. En Tordesillas, la Junta modificó su denominación a "Cortes y Junta General del Reino" y comenzó a llamarse "Santa", lo que suponía su aspiración de ser reconocida como autoridad suprema del reino, por encima de los regentes y del propio rey. 

14. Carlos I, desde el Sacro Imperio, adoptó algunas medidas para calmar la insurrección, como renunciar a los servicios aprobados por las Cortes de Santiago - La Coruña. Nombró virreyes a dos castellanos: Íñigo Fernández de Velasco y Mendoza (condestable de Castilla) y Fadrique Enríquez de Velasco (almirante de Castilla). Ambos, junto con el regente Adriano de Utrecht, dirigieron los ejércitos imperiales y derrotaron a los comuneros. 

15. En la Junta se manifestaron dos tendencias: una más radical, liderada por Toledo, Segovia y Valladolid; y otra más moderada, liderada por Burgos, Soria y Guadalajara. En octubre de 1520, los moderados se retiraron de la Junta.

16. Antes de Villalar hubo algunas batallas relevantes. Por ejemplo, en la Batalla de Tordesillas (diciembre de 1520), los comuneros fueron derrotados y se trasladaron a Valladolid. En febrero de 1521, los comuneros vencieron a las tropas imperiales en la Batalla de Torrelobatón. 

17. En algunas ciudades, el pueblo llano, exaltado por la rebelión, comenzó a reclamar un mayor poder en las instituciones de gobierno. Esto inquietó a la oligarquía local de algunas poblaciones, que retiraron su apoyo a las Comunidades temiendo un estallido social que acabase con su posición privilegiada.

18. El obispo Acuña alentó la sublevación campesina en Tierra de Campos (Palencia). Esto provocó que la alta nobleza, que se había mantenido al margen del conflicto, aunase esfuerzos con la Corona para aplastar la rebelión que podía afectar a su poder territorial y social.

19. Los principales sectores sociales que apoyaron al rebelión de las Comunidades fueron las clases medias urbanas (labradores, artesanos), la baja nobleza, la oligarquía urbana en algunas ciudades y el clero. Enseguida se sumó el campesinado y el resto de grupos pecheros. 

20. Aunque tradicionalmente se considera la Batalla de Villalar (el 23 de abril de 1521) como el fin de la sublevación, María Pacheco continuó resistiendo en Toledo durante unos meses más, hasta febrero de 1522.

"Ejecución de los Comuneros de Castilla" (Gisbert, 1860)

21. Tras la batalla de Villalar, los líderes comuneros fueron ejecutados el día 24 de abril de 1521 por "culpantes en haber seido traidores de la Corona Real de estos reinos...". La sentencia se conserva en el Archivo General de Simancas.

22. Algunos historiadores destacan el carácter revolucionario de la revuelta. Los comuneros aspiraban a situar los intereses del reino por encima de los del rey. Aspiraban a modificar las relaciones rey - reino. Las Cortes debían controlar la acción de gobierno del rey y este debía respetar en todo momento las decisiones de aquellas. 

23. Durante los siglos XIX y XX se idealizó la figura de los Comuneros, que fueron vistos como los primeros "liberales" y los primeros "republicanos" españoles. Nada más lejos de la realidad: los comuneros no aspiraron nunca a derribar la Monarquía y, aunque pueda haber alguna similitud, los principios comuneros no son el antecedente del Liberalismo del siglo XIX. De hecho, algunos historiadores, vinculan las Comunidades con la resistencia de la nobleza feudal a perder sus privilegios.

24. El término "Comunidades" hace referencia al "común", a las ciudades. La revuelta fue fundamentalmente urbana y tuvo muchas caras tanto sociales como políticas. Tampoco es sencillo descifrar las causas económicas de la rebelión. Joseph Pérez apunta a la rivalidad entre los exportadores de lana (oligarquía burgalesa) y los artesanos industriales de algunas ciudades (como Segovia y Toledo).

25. Cronológicamente, la revuelta se prolongó durante unos once meses: desde mayo de 1520 a abril de 1521. No obstante, Toledo resistió hasta 1522, año en el que Carlos I regresó a Castilla y dictó un perdón general. 



"Doña María Pacheco después de Villalar" (Borrás y Mompó, 1881)


*Aquí se puede consultar el relato de la rebelión: "Cuando Castilla perdió la iniciativa"

lunes, 5 de abril de 2021

CALATAÑAZOR O EL CASTILLO DE LAS ÁGUILAS

1) Murallas; 2) Calatañazor; 3) vistas desde el Castillo; 4) Fuentona de Muriel, cercana a Calatañazor.


"Cierto hombre que parecía un pescador se lamentaba ya en idioma árabe ya en lengua romance exclamando: 'en Calatañazor perdió Almanzor el tambor'". Según el cronista Lucas de Tuy, que relató la historia en el año 1236, estas eran las palabras que repetía un extraño hombre que aparecía y desaparecía de las calles de Córdoba en julio de 1002. Nadie sabía aún en la capital del poderoso califato Omeya lo que acababa de ocurrir casi seiscientos kilómetros al norte.

A comienzos del siglo XI, todos temían al caudillo árabe que controlaba con puño de hierro los destinos de Al-Ándalus. Mohamed ben Abí Amir, apodado Almanzor ("El Victorioso"), se había adueñado de la voluntad del joven califa cordobés Hisam II tras la muerte de su padre Al-Hakam II en 976. Aprovechando la minoría de edad del califa, Almanzor había tomado el control del gobierno estableciendo una dictadura personal.

Uno de los ejes principales de su política fue el hostigamiento continuo a los reinos cristianos del norte. Entre 976 y 1002 emprendió nada menos que cincuenta campañas de saqueo contra los cristianos. A estas campañas se las conoce habitualmente como razzias o aceifas. Atacó monasterios y ciudades, arrasó campos de cultivo y capturó a miles de campesinos cristianos. Salamanca, León, Burgos, Zamora y Barcelona fueron atacadas por las huestes andalusíes. En Santiago de Compostela, en 997, Almanzor ordenó trasladar las campanas y el tesoro de la catedral a Córdoba, después de orar ante el sepulcro del Apóstol.

Durante largas décadas nadie pudo hacer frente al dictador andalusí. Ni siquiera una coalición de ejércitos cristianos consiguió derrotarlo en el año 1000 en la famosa batalla de Cervera. A pesar de estar en inferioridad numérica, Almanzor consiguió derrotar a los cristianos aunque con grandes pérdidas humanas. El terror se apoderó de los reyes de León y Navarra.

Arriba: casas de Calatañazor; Abajo: 1) Torre del homenaje del castillo; 2) Vistas desde la torre.

Por todo ello, hay hoy muchas dudas acerca de la batalla de Calatañazor, donde el caudillo musulmán fue finalmente malherido en julio de 1002. Las crónicas que mencionan la batalla son muy posteriores: el cristiano Lucas de Tuy lo hizo en una crónica escrita doscientos treinta y cuatro años después del supuesto enfrentamiento. Además, hay algunas incongruencias en su historia porque dice que Almanzor estaba volviendo de Compostela cuando fue derrotado en Calatañazor pero el ataque a la capital gallega se produjo en 997; y los monarcas cristianos que menciona no pudieron participar en la batalla por haber muerto antes (Vermudo II de León murió en 999 y el conde de Castilla García Fernández lo había hecho en 995).

Por eso hay quien dice que la batalla de Calatañazor es pura fantasía y que no hubo tal batalla. La leyenda dice que un ejército aliado de leoneses, Castellanos y navarros consiguió derrotar por fin al ejército de Almanzor cerca del Castillo de las Águilas (Calatañazor) en el verano de 1002. El caudillo amirí fue herido de gravedad y hubo de retirarse a Medinaceli donde falleció. Se desconoce si sus restos fueron enterrados allí mismo o trasladados a Córdoba donde, por cierto, aquel extraño personaje del principio de este relato había anunciado su derrota.

No hay duda de que Almanzor murió el 9 de agosto de 1002 en Medinaceli. La batalla de Calatañazor pudo haber existido o no. Quizá fue una simple escaramuza que los cristianos se encargaron de exagerar como en tantas ocasiones. O quizá no ocurrió absolutamente nada. Lo cierto es que la desaparición del caudillo árabe significó un nuevo impulso a la expansión territorial cristiana y el principio del fin del califato de Córdoba. La autoridad del califa fue tan dañada por el dictador que el califato se desintegró en 1031. 

Hoy, Calatañazor tiene apenas cincuenta habitantes, pero en sus calles se respira Historia. Las casas, construidas a la manera tradicional con adobe y madera, transladan al visitante a un pasado remoto. El castillo y la fortaleza, del siglo XIV, aunque arruinados en algunos puntos, aún se erigen vigorosos en el horizonte. Y la estatua de Almanzor, instalada en una de sus calles hace unos años, recuerda una batalla que pudo ser o no, pero que, en todo caso, sirvió y sirve para colocar Calatañazor, el antiguo castillo de las Águilas, en la Historia.

1) Busto de Almanzor; 2) Vista del pueblo desde el castillo; 3) Picota; 4) Chimenea típica de la zona.


jueves, 1 de abril de 2021

BREVE HISTORIA DE LA SEMANA SANTA EN SORIA

Hoy vamos a hacer un breve repaso por la Historia de la Semana Santa de Soria. Sus orígenes se remontan a la Edad Media pero, como todas las tradiciones, ha sufrido transformaciones a lo largo de los siglos. 

Estandarte de San Pedro y paso de la Verónica en el interior de la concatedral

En la fundación de las primeras cofradías tuvieron un papel destacado los gremios. En la Edad Media, los gremios eran asociaciones de artesanos de un mismo oficio para ayudarse en caso de necesidad. El gremio más antiguo en Soria fue el de San Miguel de los Tenderos, fundado en el siglo XII. 

Vista aérea de Soria en 1927

Los gremios sacaban en procesión sus santos. Del siglo XIII datan los gremios de los Recueros y los Tejedores en Soria. Por la misma época surgieron también las cofradías de flagelantes aunque no sabemos si existieron también en Soria. 

En nuestra ciudad, la primera cofradía fue la de la Santa Vera Cruz, fundada en el siglo XIV. Estuvo vinculada al convento de los franciscanos que se había fundado en la ciudad en el siglo XIII. En el siglo XVI se construyó, por iniciativa franciscana, un Humilladero en la Dehesa de San Andrés. 

Ermita de la Soledad, en la Dehesa

El Humilladero fue ampliado poco después por los Condes de Gómara, lo que hoy es la Ermita de la Soledad. La cofradía de la Vera Cruz sacaba en procesión varios pasos entre los que destacaban el Cristo Yacente de la Soledad, el Cristo del Humilladero y la Virgen de la Soledad.

Cristo del Humilladero

El itinerario de la procesión, el Viernes Santo, era parecido al actual: de la Concatedral de San Pedro (entonces colegiata) al Humilladero (la Dehesa) pasando por la iglesia de la Mayor.

Dibujo de la concatedral de San Pedro

En los siglos XVII y XVIII se produjeron grandes transformaciones porque la cofradía de la Vera Cruz desapareció. Se encargaron de celebrar las procesiones durante varias décadas el Cabildo de San Pedro y el Ayuntamiento. No obstante, la Semana Santa soriana perdió solemnidad y decencia.

Fachada del Ayuntamiento de Soria

La decadencia se prolongó durante el siglo XIX por los destrozos de la Guerra de la Independencia (1808-1814) y el triunfo del Estado Liberal. Desaparecieron los gremios. Durante años no se celebró ninguna procesión en Soria durante la Semana Santa.

En 1887, gracias al esfuerzo conjunto del Ayuntamiento y el Cabildo se consigue poner en marcha una nueva cofradía: el Santo Entierro. En la Semana Santa de 1888 se celebra la primera procesión, que recorrió el trayecto entre San Pedro y la Plaza Mayor.

Arriba: Virgen de la Soledad y Cristo del Humilladero. Abajo: Santo Sepulcro de Cristo

Destacada mención merece el Marqués de Vilueña, primer Hermano Mayor de la cofradía, que se aseguró de dotar a la procesión del Viernes Santo de la mayor dignidad posible. En un principio se procesionaban dos pasos: el Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad. 

Imagen de la Virgen de la Soledad

Poco a poco se fueron recuperando otros pasos como el "Ecce Homo" y "Jesús atado a la columna". También se compraron nuevas imágenes como "la Oración en el Huerto". Aunque con altibajos, la procesión del Santo Entierro se mantuvo el Viernes Santo por la tarde.

Interior de la concatedral de San Pedro

Durante la Segunda República (1931-1936) la Semana Santa en Soria sufrió una nueva crisis. En 1932 y en 1933 no se celebró la procesión del Viernes Santo aunque sí en 1934. Tras el estallido de la Guerra Civil (1936-1939), como Soria quedó en la zona controlada por los rebeldes, los ritos religiosos se reactivaron.

En 1938, gracias al impulso del abad de la colegiata Santiago Gómez Santacruz, se reactivó la Cofradía del Santo Entierro. Durante la guerra y en los primeros años del Franquismo, en las procesiones se mezclaban elementos religiosos y elementos militares.

Diversas imágenes de la Semana Santa soriana. Abajo a la derecha, el Cristo de los Florines 

A partir de 1947, la Semana Santa soriana empezó a cobrar las características actuales. Se fueron fundando numerosas cofradías que nacieron del Santo Entierro, considerada la cofradía matriz. En 1947 se fundó "Las Siete Palabras"; en 1950, "El Ecce Homo"; en 1951 "La Oración en el Huerto" y "La Virgen de la Soledad".

Imagen del Ecce Homo

Entre 1954 y 1955 se fundaron las cofradías de "la Flagelación" y "las Caídas" y, a partir de 1960, comenzó a procesionar "la Borriquilla". La cofradía de "La entrada de Jesús en Jerusalén" no se constituyó hasta 2009.

Imágenes de la Semana Santa de Soria. Izq.: la Oración en el Huerto; Der.: la Flagelación.

A partir de 2006 se celebra la procesión del "Encuentro" el Domingo de Resurrección, que cierra la Semana Santa soriana con gran colorido. Los pasos, el "Cristo Resucitado" y la "Virgen de la Alegría", fueron elaborados por el escultor Miguel Ángel Tapia Palomo.

Virgen de la Alegría

Los pasos salen a las calles sorianas en riguroso orden cronológico desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. Desde hace ya años, la Junta General de Cofradías coordina las procesiones y otros actos religiosos que gozan de solemnidad y recogimiento. 

El Resucitado

En el año 2009, la Semana Santa de Soria fue declarada de Interés Turístico de Castilla y León. Era el reconocimiento al esfuerzo de muchos sorianos por dignificar las procesiones en su ciudad. Hasta aquí el relato.

"Sobria, austera, devocional, típicamente castellana".

 



Bibliografía:

  • Ferrero, J.D.: "La Semana Santa en Soria". Ed.: Soria Impresión / Heraldo de Soria
  • Burrieza, J.: "Momentos de Pasión en Castilla y León". Las Guías del Duero. Ed.: El Mundo.

 *Las fotografías de los pasos son mías. El resto fueron sacadas de internet.



Esta entrada fue publicada originalmente en formato de hilo de Twitter.