El 29 de
agosto de 2005, el Katrina tocaba tierra en el Estado de Luisiana, al sur de
los Estados Unidos de América. Era un huracán de categoría 4 que se había
formado en las cálidas aguas del Mar Caribe y que en origen se dirigía hacia
Florida. Sin embargo el huracán se desvió de su trayectoria y se había
internado en el Golfo de México, con aguas de 28 ºC.
A primera hora
de aquel lunes de verano, el huracán Katrina “entraba” en Estados Unidos a 65
kilómetros de la ciudad de Nueva Orleans con vientos de más de 240 km por hora.
La ciudad contaba entonces con seiscientos mil habitantes. La mayoría habían
sido evacuados en los días anteriores pero aún quedaban sesenta mil que
permanecían en sus casas.
El nivel del
agua del Golfo de México comenzó a subir lentamente desbordando los diques de
contención. Las centenarias barreras del lago Portchtrain que protegen a la
ciudad (que se encuentra bajo nivel del mar) no pudieron soportar la presión y
se resquebrajaron mientras el agua inundaba la ciudad.
El Katrina
pasó por el Estado de Luisana dejando un rastro de muerte y desolación. Los
muertos comenzaron a emerger a la superficie y flotaban por las calles de la antigua
metrópoli francesa. Las aguas que anegaban la ciudad eran una mezcla tóxica de
petróleo, pesticidas, aguas residuales y cadáveres en descomposición. El calor
y la humedad eran extremos.
La respuesta
internacional no se hizo esperar. Países como Kuwait, Corea del Sur, India, Alemania
o Bangladesh ofrecieron ayuda. Incluso Cuba y Venezuela enviaron hospitales
móviles, comida y agua potable.
La actividad
de los puertos del sur de Luisiana y de Nueva Orleans, dos de los mayores de
Estados Unidos se vio interrumpida; una decena de refinerías y plataformas petrolíferas
del Golfo de México paralizadas; decenas de miles de viviendas fueron destruidas,
comercios y fábricas arrasados y miles de empleos desaparecieron; y las tiendas
de las zonas no inundadas de la ciudad fueron saqueadas por la multitud
desesperada.
108 Billones
de dólares costó la reconstrucción de la ciudad: el bombeo y la retirada de las
aguas, la recogida de los cadáveres, la retirada de los escombros y la rehabilitación
de las zonas anegadas. Fue el mayor desastre en términos económicos que ha sufrido
Estados Unidos en su Historia.
Pero lo peor,
como siempre, fue el drama humano: más de un millón de personas abandonaron la
costa del Golfo de México y la población de Nueva Orleans se redujo más de un
50%.
El Katrina se había
llevado diez mil vidas humanas.
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