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jueves, 4 de julio de 2013

LAS DIEZ FASES DE TODA REVOLUCIÓN


Hoy, en pleno siglo XXI, somos testigos de una revolución sin precedentes en el mundo árabe. La llamada Primavera árabe no sólo no ha terminado sino que se encuentra en uno de sus momentos más críticos: los egipcios, dos años después de destruir el régimen militar que los había oprimido en los últimos cincuenta años, han derrocado ahora al gobierno elegido en las urnas con ayuda del ejército. Curioso sin duda, sobre todo desde la perspectiva de la democracia occidental como la entendemos aquí. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que todas las revoluciones de la Historia han tenido fases muy similares y que son perfectamente reconocibles. La de Egipto no será seguramente una excepción.

Veamos cuáles son estas fases:

1.      A toda revolución antecede una situación llamada "prerrevolucionaria" que se caracteriza por el malestar entre la población. Curiosamente ese malestar no suele ser al principio político sino social y económico pero genera una situación de inconformismo creciente hacia la situación y normalmente se culpa a los gobernantes (reyes, dictadores, etc.) ¿Qué ocurrió por ejemplo en la Francia de finales del siglo XVIII? ¿o en la Rusia de principios del siglo XX? ¿y en los países árabes hace tres años?

2.      Ante esta situación, surgen distintos movimientos. En la sociedad, esos movimientos muy heterogéneos, que se oponen a los gobernantes, se alían con un objetivo común. Es decir, hay grupos ideológicos sin nada en común absolutamente pero con objetivo común: acabar con el régimen político imperante y dar un giro a la situación económica y social. Fijaos: liberales, salafistas, “Hermanos Musulmanes”, laicos, etc. en el Egipto de hoy; burgueses, campesinos, obreros en la Rusia pre-soviética, etc.

3.      Normalmente, el derrocamiento del gobierno se produce de forma violenta. Así ha sido a lo largo de la Historia: toma de la Bastilla en 1789 en Francia, asalto al Palacio de Invierno en 1917 en Rusia, etc. De hecho, este suele marcar un hito histórico aunque antes siempre hay algún incidente de menor importancia. En las revoluciones árabes, no se han producido debido a la época y la población de esos países: población joven, formada y pacifista en su mayor parte.

4.      A este hito histórico que es el derrocamiento de los dirigentes, se puede suceder una guerra civil como la rusa tras la Primera Guerra Mundial o la de Siria que nos resulta más cercana en el tiempo.

5.      Una vez derrocado el gobierno, un grupo político se alza con el poder. Normalmente suele ser el que se encuentra más organizado y cuenta con mayor respaldo social. Esto se ve claramente en el caso de Egipto ahora: los Hermanos Musulmanes son, según los expertos, el movimiento con mayor soporte social y mejor estructurado y se hizo con el poder tras la salida de Mubarak; los partidos comunistas en lugares como Rusia o China son otras ejemplos; etc.

6.      Este grupo político suele ser el más radical, es decir, sus objetivos son los más avanzados y generan más expectativas. El problema es que las grandes esperanzas provocan las grandes decepciones. Estos grupos suelen intentar cambiar la realidad social, política y económica del país de forma abrupta y los ciudadanos, aquellos que se habían aliado con estos grupos comienzan a manifestarse descontentos. ¿Qué ha pasado en el Egipto de hoy?

7.      En ocasiones, ante este descontento o alzados por el propio movimiento, llamémoslo hegemónico dentro de la revolución, surgen líderes más o menos carismáticos. Estos líderes intentan establecer un régimen personal con la excusa de defender los propios principios democráticos. Acuérdense ustedes de Napoleón Bonaparte. ¿Quizá Mursi pueda pertenecer a este grupo?

8.      El movimiento popular se alza de nuevo contra el gobernante, ahora revolucionario porque ve como los objetivos iniciales no son cumplidos. En este caso incluso suele ser más violento que el anterior y puede desencadenar una guerra civil. Si el dirigente se afianza en el poder, se suele establecer un dictadura muy represora (fíjense en las dictaduras comunistas).

9.      Si el gobierno revolucionario es derrocado, el nuevo gobierno es más moderado y establece unos objetivos mucho más coherentes con la situación. No obstante, esto no significa que tenga éxito porque en ocasiones, se vuelve a la situación pre-revolucionaria. Recordad, el reinado de Luis XVIII de Francia tras la Revolución Francesa.

10.  Los agentes de la revolución se van organizando en partidos políticos y las actitudes radicales de la época anterior se van disolviendo. Se ve la necesidad de consenso en algunos temas y la violencia en las calles desaparece poco a poco. Yo diría que la Revolución se domestica y se observa la necesidad de realizar cambios pero no tan rápidos y profundos como en las fases anteriores. Así ocurrió en la Francia del siglo XIX.

Estas diez fases pueden no sucederse siempre porque en ocasiones la situación política, social o económica del país lo impide. También hay que tener en cuenta que otros países pueden intervenir y cambiar el rumbo de la revolución. Entonces, los conflictos entre grupos pueden prolongarse indefinidamente desembocando en un Estado fallido. Esto también sucede cuando la sociedad aún no es lo suficiente madura como para entender que el consenso y los objetivos básicos comunes son imprescindibles para avanzar con los cambios y establecer un Estado sólido y estructurado.

2 comentarios:

  1. ¿Y qué crees que tiene que pasar para que haya una revolución aquí en España? Porque del punto 1 no pasamos, y llevamos ya demasiado tiempo.

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  2. Buena pregunta amigo mío. Todo el día he estado dándole vueltas y he llegado a la conclusión de que en España, hoy por hoy, no es posible una revolución. Nuestra sociedad carece de algunos factores que creo que son claves para que se produzca un acontecimiento político de este tipo en nuestro país.

    En primer lugar, un factor determinante es la juventud de la población. Los que hacen una revolución son jóvenes y para eso la población joven tiene que tener un peso importante en la sociedad. La población española está envejecida y las personas de mediana edad y los ancianos no son proclives a un cambio brusco como es una revolución.

    En segundo lugar, a mi juicio, falta sentido de país y de nación. Hace días oí a una persona que decía que España era una "Nación fallida". No tenemos sentido de nación y eso es evidente: ante una situación de crisis económica como la actual, en vez de unirnos, en Cataluña se quieren independizar, a los partidos políticos igual todo y sólo persigue acabar con el gobierno, en las manifestaciones se hace evidente la falta de unión, etc., etc.

    Además, para que haya una revolución política, la situación social y económica debe estar muy deteriorada. Sé que los está y mucho actualmente en España, pero no lo suficiente. El Estado del Bienestar se mantiene, con recortes pero aún así se mantiene. Y mientas haya una cobertura social como la que hay hoy (aunque sea menor que en los últimos años) es imposible que haya una revolución. ¿Quién quiere una revolución si aún disfrutamos de un Estado que cuida de nosotros? (Aunque sea por poco tiempo, como piensan algunos).

    Otro factor es la politización de la clase media. En España, la clase media esta despolitizada. Nadie quiere saber nada de la política y el oficio de "político" está desprestigiado. Si no hay masa social que apoye unas ideas políticas y económicas concretas, no habrá revolución. Y además, nos faltan líderes. Unos líderes de verdad, carismáticos y con las ideas claras. No esos políticos pseudo-revolucionarios que salen en la tele que apoyan unas ideas difusas y sin estructura clara.

    En cualquier caso, una revolución no tiene por qué ser positiva. De hecho puede perjudicar y dividir a una sociedad. El término "revolución" implica una vuelta al pasado aunque sea breve. No creo que ahora nadie en España, esté dispuesto a asumir ese riesgo.

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