LOS CONTENDIENTES DE LA GRAN GUERRA (II)
"El puesto de capitán del barco ha recaído sobre mí. El derrotero sigue siendo el mismo: adelante a todo vapor."
Esas fueron las palabras del Káiser alemán, Guillermo II, tras la destitución del canciller Otto von Bismarck en 1890. El artífice de la unificación del Imperio alemán y árbitro de las relaciones internacionales en Europa hasta entonces se marchaba y con él cambió el destino de Alemania. Pero vayamos por partes.
El Reich alemán había nacido en 1871 con una Constitución que establecía una Monarquía autocrática de carácter federal. Alemania se convertía entonces en una potente nación que había derrotado al Imperio Austriaco en 1866 y a Francia en la batalla de Sedán en 1870. Al país galo le había arrebatado incluso los territorios de Alsacia y Lorena, de población alemana pero bajo soberanía francesa hasta entonces (vean el mapa). Francia nunca se lo perdonaría.
El Imperio Alemán en 1914. Nótese los territorios imperiales de Alsacia y Lorena (con capital en Estrasburgo) que habían sido cedidos por Francia tras la derrota en Sedán (1870). |
Alemania además, era una enorme nación de más de cincuenta y seis millones de habitantes, muy industrializada y con un amplio sistema de transportes basado en el ferrocarril y los canales. Bajo la corona del emperador había súbditos variopintos (polacos, daneses, checos, rusos y franceses) pero los alemanes suponían casi la totalidad de la población.
El proyecto político de Bismarck consistió en establecer una serie de alianzas en Europa con un solo objetivo: aislar a Francia que era considerado su principal enemigo. Y lo consiguió:
- En 1863, formó la Liga de los Tres Emperadores con Austria y Rusia.
- En 1878 rompió esa alianza y firmó un pacto sólo con Austria.
- En 1882 se unió Italia al pacto formando la Triple Alianza.
- En 1887, para evitar un acercamiento de Rusia a Francia, firmó el Pacto de Reaseguro con el Zar por el que se comprometían a ser neutrales (sobre todo en la zona de los Balcanes).
- En 1887, el Reino Unido se unió a la Triple Alianza.
De esta forma, todas las grandes potencias del continente quedaban ligadas al Imperio Alemán y Francia más sola que la una. Pero todo cambió con la destitución del Canciller de hierro en 1890.
El nuevo Emperador, Guillermo II, deshizó todo el Sistema Bismarckiano y puso un nuevo, y erróneo, rumbo a la diplomacia alemana. El barco tenía un capitán inexperto que no supo enfrentase a los acontecimientos:
- En 1890 no se renovó el pacto con Rusia.
- Las rivalidades con el Reino Unido se hicieron cada vez más evidentes tanto en economía como en los asuntos coloniales.
- A cambio, Guillermo II, se empeñó en establecer una alianza con el Imperio Otomano, el enfermo de Europa, sin potencial económico ni militar.
En definitiva, si en 1890, era Francia la que estaba aislada, en 1900 fue el Imperio Alemán (el II Reich) quien se vio solo; con la única alianza sólida de Austria. Mientras tanto, Francia se apresuraba a firmar un pacto con Rusia (en 1894) y a iniciar conversaciones con el Reino Unido.
Cuando llegó 1914, seguían en pie ese sistema de alianzas de forma que al apoyar Alemania a Austria-Hungría contra Serbia, se enfrentó también con Rusia (ya sabemos: protectora de Serbia) y por consiguiente con Francia y el Reino Unido. La guerra era ya imparable y el destino del "barco" del Imperio Alemán estaba sentenciado. Su "capitán" Guillermo II, se hundiría con la nave. No hizo lo que había prometido: mantener el rumbo.
*Si quiere ver las entradas anteriores sobre la Primera Guerra Mundial pinche en la etiqueta "100 años de la Gran Guerra".
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