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sábado, 25 de agosto de 2018

¿QUÉ HACER CON EL VALLE DE LOS CAÍDOS?


 

Hace unas semanas visité el Valle de los Caídos con dos amigas. En contra de lo que pueda parecer, nuestra excursión no estuvo motivada por la polémica en torno a los restos de Franco. De hecho llevábamos hablando sobre la idea cerca de un año y fuimos cuando tuvimos oportunidad. El plato fuerte de la excursión era nada menos que el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial que no tiene nada que ver ni con Franco ni con el Valle.

El caso es que la visita no nos dejó indiferentes. Dentro de la enorme basílica esculpida en las rocas de la Sierra de Guadarrama, en un lugar teóricamente sagrado para los católicos y reservado a la oración, un hombrecillo emperifollado y con cara avinagrada se situó delante del sepulcro del dictador, levantó el brazo y gritó a viva voz: "¡Francisco Franco presente!" y mirando al resto de visitantes que contemplábamos semejante escena espetó: "¡Y a quién no le guste, que se marche! ¡Ya está bien de rojos!".

Hubo quien le aplaudió susurrando "¡eso es: viva Franco!" (ojo porque el susodicho lleva 43 años muerto). Otros, en cambio, nos quedamos atónitos ante semejante espectáculo. Yo no es que me considere progresista ni de izquierdas, más bien al contrario, pero aquella situación me avergonzó y me ofendió.

Luego, un muchachito que no pasaría de los veinte años y ataviado con camisa azul claro, pantalón beige y zapatos mocasines se situó al otro lado de la tumba y alzó el brazo. Su novia (imagino que sería novia) le hizo una foto, supongo que para colgarla en Instagram. Esto casi me avergonzó más que lo otro. Entre otras cosas porque mientras el hombrecillo emperifollado probablemente había vivido los últimos años del Franquismo (tendría unos 50 o 55 años, tampoco más), el muchachito de los mocasines había nacido a finales del siglo XX (¡veinticinco años después de la desaparición de Franco!). 

Algo hemos hecho mal en esta sociedad en las últimas décadas y lo seguimos haciendo. Quizá estas dos escenas sirvan como ilustración de las razones de por qué es necesario un cambio en el Valle de los Caídos. La democracia española no puede tolerar por más tiempo que un lugar patrimonio nacional se siga utilizando para exaltar una dictadura. Y el primer paso debe ser exhumar los restos del dictador.

Es cierto: España tiene otros problemas más graves. También es cierto: la sociedad española no está pidiendo esto en este momento. Pero eso no quita para que sea necesario y en algún momento tenga que hacerse. Hace unos días, a propósito de las intenciones del gobierno socialista de exhumar los restos del tirano, el bisnieto de Franco y pretendiente al trono de Francia, Luis Alfonso de Borbón Martínez-Bordiú afirmó que el Valle de los Caídos "simboliza la reconciliación de las dos Españas". Esto es falso y grave.

El lugar fue concebido en sus orígenes para exaltar la victoria y los muertos del mal llamado "bando nacional" que no era otro que el bando que se sublevó en 1936 contra la legalidad republicana, es decir, el bando sublevado o rebelde. También es cierto que cuando la basílica fue consagrada por el papa Juan XXIII en 1960 se proclamó que el monumento lo era para todos los caídos en la guerra, de un bando y de otro. Esto se hizo, entre otras cosas, por las reticencias de la Iglesia Católica de entonces (la del Concilio Vaticano II) a consagrar un templo dedicado a unos muertos y "en contra" de otros. Pero no nos engañemos, obviamente las alusiones al bando republicano y sus muertos brillaron por su ausencia. Y así seguimos.

Varios ejemplos ayudan a evidenciar que el Valle de los Caídos fue diseñado sólo y exclusivamente para los muertos del bando sublevado. El primero es los dos imponentes escudos franquistas que pueden contemplarse en los muros exteriores del templo. Si el templo era para todos los muertos, ¿por qué no se esculpió también el escudo de la II República? (¡Qué locura!). El segundo es la gran cruz y el hecho de que sea una basílica. La Iglesia siempre se situó a favor del bando sublevado y en contra del republicano. Si el templo era para todas las victimas, ¿por qué no se planteó que fuese laico, con pocas connotaciones religiosas? (¡Qué locura!). El tercer ejemplo son las dos capillas laterales que dan acceso a los lugares donde se depositaron restos de victimas de la guerra trasladadas desde toda España. En ellas puede leerse "Caídos por Dios y por España". ¿A qué bando hacen alusión estas palabras? No es muy dificil saberlo...

Es cierto: en el Valle de los Caídos también hay algunos muertos republicanos sepultados pero, seamos honestos, son los menos. Los demás se encuentran en cunetas y en fosas comunes repartidos por todo el país si es que no se han recuperado en las últimas décadas. El Franquismo siempre distinguió entre vencedores y vencidos. Desenterró, honró y sepultó los restos de los "muertos vencedores", de sus muertos, y olvidó y repudió a los "muertos vencidos", es decir, los muertos republicanos. Eso se ve en el Valle de los Caídos. Eso es el Valle de los Caídos

En la excursión con mis dos amigas, nos sentamos frente a la basílica, debajo de la cruz y nos pusimos a divagar sobre qué se podía hacer con el monumento. Una de ellas decía que lo mejor era destruirlo. Otra, que se debía cerrar y olvidar. Que el Estado se desentendise. Si esto ocurriese en unas décadas estaría en ruinas porque otra cosa no, pero el Valle necesita una restauración profunda (¡menudas humedades se pueden ver en el interior!).

Yo creo que estamos ante una gran oportunidad para transformarlo en un verdadero lugar de reconciliación de las mal llamadas "dos Españas" que se enfrentaron en la Guerra Civil. No puede seguir siendo La Meca de los nostalgicos franquistas y de neofascistas. No se puede tolerar que allí se entre con símbolos de la dictadura y se grite "¡Franco Presente!" sin que pase nada. Quizá si el lugar se convirtiese en un museo de la Guerra, donde pudiese honrarse de verdad a los muertos de ambos bandos y se enseñase al público lo irracional de la guerra, lo terrible de la confrontación y la crueldad de la dictadura (de cualquier dictadura) todos estos neofascistas y nostálgicos del Franquismo aprenderían las ventajas de vivir en una sociedad democrática, abierta y tolerante (incluso con ellos), como la que vivimos. A lo mejor conseguíamos algo y todo.

Pero la transformación del Valle de los Caídos debería ser integral, empezando por exhumar y retirar los restos de Franco pero siguiendo por trasladar a otro lugar dentro de la basílica los restos de Jose Antonio Primo de Rivera. Sí, es cierto: Jose Antonio fue una víctima de la guerra pues fue fusilado a las pocas semanas de comenzar la contienda, estando preso en una cárcel en Alicante. Pero no es menos cierto que también fue el fundador de la Falange, un partido que en sus orígenes se inspiró en el Fascismo Italiano y propuso la llamada "dialectica de los puños y las pistolas", siendo ilegalizado por la democracia republicana tras las elecciones de febrero de 1936. Por tanto, el fundador del fascismo español no puede disfrutar de un lugar preeminente en un monumento que quiere ser para todas las victimas de la guerra.

Sé que el tema de la exhumacion de los restos de Franco hace aflorar en mucha gente sentimientos viscerales que muestran, una vez más, que las heridas de la guerra no han cicatrizado del todo. Y es por ello que se deben atender a estas cuestiones. La reconciliación consiste en perdonar y olvidar pero es imposible hacer ambas cosas si continúa habiendo un lugar al que los nostálgicos acuden para poner flores a un dictador y gritar contra los que no piensan como ellos. Y como muestra me remito a la escena que presencié hace pocas semanas en la propia basílica.

En otra ocasión hablaré de la Memoria Histórica y de lo que se podría hacer con todos los cadáveres de la Guerra Civil que hay en cunetas y en fosas comunes. Por hoy basta.







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