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martes, 14 de agosto de 2018

LA ISLA DE LOS FAISANES Y LA PAZ DE LOS PIRINEOS

ANOTACIONES SOBRE EL PAÍS VASCO FRANCÉS (I)


Hace unos días estuve pasando un fin de semana con mi familía en el País Vasco francés, después de un año extremadamente duro en lo personal y lo profesional. El caso es que buscando acerca de ese pequeño rinconcito de Francia encontré algunos datos que demuestran que la Historia está presente en todos los rincones, allí donde miremos.

Todo el mundo conoce la peculiaridad de esta región, mitad vasca mitad francesa, una región de frontera con unas características culturales y lingüísticas propias. Lo que no todo el mundo sabe es que ha tenido también una gran importancia histórica para Francia y para España. 

Para viajar desde la Península Ibérica hasta el País Vasco Francés, la forma más rápida es cruzar el río Bidasoa (frontera natural franco-española) por la AP-8, que se transforma, en suelo francés en la A63. Sin embargo, siguiendo esta ruta, perdemos de vista la Isla de los Faisanes, que es un magnifico punto de partida para la historia que quiero contaros. Por eso, es preferible entrar en Francia por el puente internacional que une el barrio de Behobia (Irún), con Hendaya.

Desde este puente puede divisarse perfectamente la Isla de los Faisanes. Bueno, decir isla es quizá pretencioso puesto que no es más que un islote en medio del Bidasoa al que sólo puede accederse en piragua. Sin embargo, la importancia del islote es evidente por lo cuidadas que están sus orillas y el monolito que se edificó hace décadas en el centro y que recuerda precisamente los acontecimientos históricos que se produjeron allí. Vamos, que al divisiar la isla se ve que es especial, que tiene algo que no tienen el resto de islas del Bidasoa. Y ese algo es Historia.

  La Isla de los Faisanes desde el Puente Internacional. A la izquierda, Irún (España); a la derecha, Hendaya (Francia)

La Isla de los Faisanes fue el escenario de la firma de la Paz de los Pirineos entre la Francia de Luis XIV y la España de Felipe IV en el año 1659. Esta paz suponía el fin de las hostilidades entre ambas potencias, certificaba la derrota definitiva de la Monarquía Española ante el francés y modificaba las fronteras entre ambos Estados. Precisamente a frontera entre Francia y España se fijó siguiendo las más altas cumbres de los Pirineos, cediéndose el Rosellón al monarca galo.

En aquel islote, un lugar elegido precisamente por encontrarse a medio camino entre Francia y España, se reunieron los plenipotenciarios reales de Luis XIV, Mazarino; y de Felipe IV, don Luis de Haro. Como he dicho puso fin no sólo a la guerra que enfrentaba a España y Francia desde 1635 sino también enterró la hegemonía española en Europa, muerta tras las debacles de los tercios en Rocroi y las Dunas.

Hoy la Isla de los Faisanes es el condominio más pequeño del mundo. Desde el 1 de febrero al 31 de julio pertenece a España y desde el 1 de agosto al 31 de enero, a Francia. 

Entre 1659 y 1660, numerosas personalidades francesas y españolas visitaron el islote, entre ellos Diego de Velázquez, por entonces pintor de cámara de Felipe IV. Por cierto, Velázque murió en 1660 después de regresar de este viaje. El propósito era preparar el encuentro entre los dos monarcas más importantes de Europa, el Rey Sol y el Rey Planeta. Esta reunión se celebró finalmente en 1660, también en la islita del Bidaosa.

La paz entre Francia y España quedó sellada por el matrimonio entre la infanta Maria Teresa de Habsburgo, hija de Felipe IV, y el rey francés Luis XIV. Felipe IV se comprometió entonces a entregar una cuantiosa dote al rey francés a cambio de la renuncia de éste a los derechos sobre el trono español. Por cierto, la dote nunca se pagó y el Rey Sol nunca renunció a los derechos borbónicos sobre el trono español. Un nieto de Luis XIV y de Maria Teresa sería proclamado rey de España algunas décadas después, en 1700.

Este cuadro que se conserva en Le Mans (Francia) ilustra el momento del matrimonio:
 

Luis XIV (izq.) saluda a Felipe IV (der.) en presencia de la infanta María Teresa, don Luis de Haro, Mazarino y Velázquez entre otros.

Si seguimos por la A63 hacia el norte llegamos con facilidad a San Juan de Luz. Este pueblecito vasco de antiguos marinos balleneros conserva vestigios del viaje que realizó Luis XIV al suroeste de sus dominios en 1660. Como es de imaginar, en el siglo XVII cuando un monarca viajaba lo hacía con un enorme cortejo y se acondicionaban edificios para que el rey se sintiese como en Versalles...

En el centro de San Juan de Luz podemos ver la llamada Maison de Luis XIV, un palacete construido en 1643 por un rico armador vasco de nombre Juan de Lohobiague. En mayo de 1660, el Rey Sol se hospedó en aquel lugar antes y después de su entrevista con el monarca español en la Isla de los Faisanes. La casa, que hoy es una residencia privada, pertenece desde el siglo XVII a la misma familia. Es curioso contemplarla desde fuera y también se puede acceder a algunas habitaciones donde pueden verse vestidos y vajilla de la época.


 Algunas vistas de la Casa de Luis XIV en San Juan de Luz

Junto al puerto, podemos ver también la Casa de la Infanta, es decir, la residencia donde se alojó Maria Teresa de Habsburgo con su cortejo tras cruzar el Bidasoa para convertirse en reina de Francia. Se trata de un bellísimo palacio rosado flanquado por dos torres de planta cuadrada y muy próximo a la Casa de Luis XIV.

 Casa de la Infanta de España junto al puerto

Pero esto no acaba aquí puesto que la boda se tuvo que celebrar en algún sitio. El lugar fue la modesta iglesia de San Juan Bautista, en pleno centro de la localidad, que fue completamente reformada para el enlace. Su aspecto externo es muy sobrio y muchos creen ver en él el caso invertido de un barco. El interior presenta una profusa decoración barroca con un retablo imponente. Como curiosidad es interesante mencionar los balcones interiores que presenta el templo, como si se tratase de un teatro, todo acorde con la pompa y la escenografía de la Corte de Luis XIV.

 Torre de la iglesia de San Juan Bautista, donde se realizó el enlace entre la española y el francés

La importancia que tuvo Luis XIV para San Juan de Luz, un pueblecito vasco de pescadores convertido por unos meses en la Corte del Rey Sol se refleja en la estatua en bronce que adorna la entrada al Ayuntamiento de la villa. El ayuntamiento, por cierto, se encuentra junto a la Casa de Luis XIV.  

 Estatua de Luis XIV a caballo en la entrada del Ayuntamiento de San Juan de Luz

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