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viernes, 3 de noviembre de 2023

"PORQUE NO HEMOS APRENDIDO NADA..."


"Viva Suecia" es uno de los grupos de música de última generación. Ya saben, uno de esos que recorren, desde hace un par de años, todos y cada uno de los festivales que se celebran en este país. Uno de los temas de su álbum más reciente (2022) no me pasó desapercibido cuando lo escuché por primera vez. Una de las estrofas se quedó grabada en mis oídos. Dice: 

"Que por esta vez la Historia
cargue contra la memoria 
y, además, no duela..."

Creo que cualquier canción se puede entender de muchas formas. Todo depende de quien la escuche. Depende de su estado de ánimo y de su coyuntura personal en cada momento. Ayer, esta estrofa se cruzó en mi mente otra vez precisamente cuando me preparaba para asistir al estreno de un documental sobre memoria histórica. Nuestra existencia está llena de casualidades.

O quizá no tanto. Parece que hay circunstancias que coinciden en el tiempo porque deben hacerlo para dar sentido a un momento concreto. Es como un hilo que une todo lo que tenemos alrededor, aunque, en apariencia, sean esferas diferentes de nuestra vida, pues ¿qué tiene que ver un modesto documental producido en mi localidad con una canción de un grupo de moda? 

Precisamente ayer estuve leyendo unos papeles que escribí hace tiempo sobre memoria histórica y cultura política. Precisamente ayer estuve hablando con varios compañeros de trabajo al respecto. Y precisamente ayer mi mente recordó la estrofa de la canción. Claro, una vez se recuperan las palabras y la melodía ya no hay quien las saque de la cabeza. Por eso no me quedó más remedio que escribir esto. Es el hilo que une todo en nuestra vida.

La memoria, como todos sabemos, son los recuerdos personales que cada uno tenemos del pasado. La memoria colectiva responde a la idea general que tiene un grupo sobre acontecimientos que han vivido. Y la memoria histórica es el recuerdo colectivo que una generación recibe de las precedentes sobre hechos del pasado que no han vivido. Es un recuerdo prestado, podríamos decir. Así definía los tipos de memoria el sociólogo francés Maurice Halbwachs a principios del siglo XX.

Últimamente está de moda la memoria histórica. Como la música de "Viva Suecia", que también está de moda. Desde todos los resortes del poder, se promueve una memoria histórica concreta, es decir, una visión particular de algunos acontecimientos de nuestro pasado reciente. Tanto el gobierno, como los medios de comunicación, como asociaciones y partidos políticos llevan a cabo políticas de memoria encaminadas a consolidar un recuerdo concreto desde una perspectiva concreta. No hace falta decir que cualquier política de memoria no es inocente, todas persiguen objetivos políticos y sociales. 

La cultura política podríamos entenderla como las actitudes generales que tiene una sociedad hacia sus instituciones, su pasado común, sus valores compartidos. La memoria histórica es parte de la cultura política de una sociedad porque es la visión que se tiene de la historia compartida. Ambas, cultura política y memoria histórica cambian a lo largo del tiempo. Se transforman dependiendo de la coyuntura política de cada momento.

El problema es que esa visión del pasado que ampara la memoria historia no es la verdad ni pretende serlo. Es una visión partidista, sesgada, interesada. De hecho, cualquier memoria lo es. Nuestros recuerdos personales son fruto de sentimientos, de pasiones, de opiniones. Son el resultado del dolor, la alegría, el miedo, las filias y las fobias. Nuestra memoria recuerda cosas y olvida otras, llena huecos y lagunas con la imaginación y omite aquello que no nos interesa. Igual ocurre con la memoria histórica, que es visceral, es subjetiva...

Equiparar la Historia a la memoria es peligroso. La Historia, como ciencia, tiene pretensión de veracidad y de objetividad; la memoria, no. La Historia es fría, analítica, prudente. La memoria es personal, es un relato construido a base de recuerdos sesgados e imperfectos en los que el amor, el miedo, el cariño, el entusiasmo, la furia, el odio y el frenesí juegan un papel importante por más que le intentemos dar un barniz de objetividad y seriedad. Cuando nos acerquemos a la memoria histórica conviene recordar esto. 

Debemos tener cuidado, como sociedad, con la memoria histórica que pretendemos fomentar. No vayamos a desatar emociones y reacciones que no esperamos. Al final la memoria es como una canción: las interpretaciones y los sentimientos que despierta dependen de la persona que la escuche y del momento en el que se encuentre esta; de su coyuntura personal. Si no tenemos en cuenta esto, la memoria se nos puede ir de las manos. Y si desatamos sentimientos peligrosos es que, al final, "no hemos aprendido nada". Este es precisamente el título de la canción a la que me refería antes. Y dudo de que sea otra casualidad. 






"Por la culpa compartida
la real y la fingida,
la pared y la espada"


"Viva Suecia" 
('No hemos aprendido nada', 2022)


1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo con tu artículo, Gonzalo.

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