Páginas

domingo, 1 de agosto de 2021

MELILLA EN PELIGRO

EL DESASTRE DE ANNUAL, 100 AÑOS DESPUÉS (EPISODIO 2)

Melilla en 1921


La noche del 27 de julio de 1921 el terror se apoderó de Melilla. Aunque las autoridades pedían calma a la población, era claro que la ciudad estaba en peligro. Desde el puerto y las calles céntricas se escuchaban las detonaciones y las ráfagas de disparos en los montes cercanos y el resplandor del fuego que arrasaba el monte Gurugú se veía desde todos lados. Al miedo contribuía también la total oscuridad en la que se sumía la ciudad cada noche para evitar ser blanco de los proyectiles lanzados por los rebeldes rifeños.

En aquellos días de finales de julio, la ciudad norteafricana que había estado bajo soberanía española desde hacía más de cuatrocientos años estaba a punto de perderse. Nadie podía dar una explicación acertada en aquellos momentos de confusión, pero estaba claro que se había producido un desastre militar en algún lugar del protectorado y la ciudad española estaba sufriendo las consecuencias. 

En los días anteriores habían llegado a la plaza algunos soldados horrorizados y exhaustos que contaban las atrocidades que se estaban cometiendo, pero los relatos eran confusos e incompletos. También llegaban refugiados españoles que vivían en zonas del protectorado bajo administración colonial y que huían por el avance de los rebeldes. La ciudad, que contaba habitualmente con 20.000 habitantes, ahora tenía más del doble. No se sabía nada del general Fernández Silvestre, jefe de la Comandancia militar de Melilla, que había partido al frente. Nadie sabía que a esas alturas ya no había frente de guerra.

El desastre militar se había producido en la mañana del 22 de julio en Annual, un lugar que dista unos cien kilómetros al oeste de Melilla, en dirección a Alhucemas. Allí se había concentrado un numeroso contingente de tropas españolas dirigido por el general Silvestre. Y allí habían acudido también varias harkas rifeñas lideradas por Mohamed Abd el Krim. La situación de los españoles no era buena, aislados, sedientos por falta de agua y hambrientos, pero su posición podía defenderse aunque iba a ser un combate duro. En vez de resistir, Silvestre dio inexpliclamente la orden de retirada. En la mañana del 22 de julio, ante el avance de la harkas, miles de soldados españoles salieron en desbandada del campamento de Annual, sin orden ni disciplina. Los rifeños lo tuvieron muy fácil para darles caza y matar a casi todos. La maniobra española se convirtió en un "sálvese quién pueda". El propio Silvestre, artifice de semejante error, murió allí y su cuerpo nunca fue encontrado. Algunos dicen que fue acribillado por los harkeños, otros dicen que se suicidó.

Retirada de los españoles de Annual


En cualquier caso, la estrategia militar que siguió el general Fernández Silvestre desde su llegada a Melilla en 1920 fue temeraria e imprudente. El general Berenguer, desde Ceuta, estaba poniendo en marcha la eficaz estrategia de la "mancha de aceite" que consistía en dominar el territorio marroquí de forma paulatina combinando acertadamente acciones militares con la negociación, los acuerdos y la corrupción de las élites rifeñas. Por el contrario, Silvestre se propuso dominar el protectorado rápidamente intensificando las acciones militares lo que le llevó a enemistarse con los líderes rifeños, entre ellos Abd el Krim, que hasta entonces había colaborado con los españoles. La estrategia de Silvestre constía en avances militares rápidos asegurando las posiciones con blocaos y campamentos. El problema era que había que mantener esas posiciones, que no eran autosuficientes, y el suministro de agua, alimentos y municiones se hacía por medio de convoyes. Pronto los rebeldes se dieron cuenta de que atacando los convoyes debilitaban al ejército español. Y así lo hicieron.

La mecha de la rebelión prendió después del bombardeo del zoco de Axdir en la primavera de 1921. Murieron mujeres, ancianos y niños en una acción española difícil de entender. Las cabilas rifeñas que habían resistido al avance del ejército europeo se aliaron en torno a Abd el Krim y organizaron ejércitos, llamados harkas. La respuesta rifeña se produjo en julio de 1921: atacaron y tomaron las posiciones españolas de Abarrán e Igueriben, cerca de Annual. Los españoles sufrieron importantes bajas. También intentaron tomar Sidi Dris, pero el ejército de Silvestre mantuvo el fuerte a duras penas.

Aunque el ejército rifeño se había formado improvisadamente, contó con importantes ventajas como la ferocidad de sus combatientes, el fervor religioso de la Yihad contra los cristianos y el conocimiento del terreno. El ejército colonial español, en teoría moderno y disciplinado, estaba formado por miles de jóvenes reclutados a la fuerza utilizando el sistema de quintas y obligados a combatir, sin entrenamiento previo, lejos de sus casas en una guerra que no les interesaba. La estregia de los harkeños, basada en hostigar incesantemente a los españoles y cortarles el suministro de agua y alimentos, hizo estragos entre las tropas de Silvestre.

Las mulas llevaban agua a las posiciones españolas en el Rif


Bajo el sol abrasador africano, con un calor axfisiante y si agua, los españoles resistían como podían en los precarios blocaos diseminados por el Rif. Los blocaos no eran más que diminutos fuertes aislados que necesitaban del suministro de agua y víveres por los convoyes. Si los convoyes eran atacados y el agua y los víveres no llegaban, los blocaos estaban perdidos, y sus defensores también. Abd el Krim aprovechó esta estrategia que no suponía ningún riesgo para los rifeños y causaba importantes daños a los españoles.

Después de la desbandada de Annual, todas las posiciones españolas en el Rif oriental se derrumbaron. Se inició una retirada caótica y desordenada hacia Melilla. Por las tierras inhóspitas del Rif deambulaban los matrechos soldados españoles que habían abandonado sus armas y sólo querían llegar a la plaza. Mientras, los harkeños de Abd el Krim les persiguieron y dieron caza. Algunos consiguieron refugiarse en Monte Arruit, Nador y Zeluán, donde parecía que las tropas españolas estaban reorganizándose.

En Melilla, los efectos del Desastre se hicieron notar pronto. Pocos días después desembarcó en el puerto el general Berenguer, máxima autoridad del protectorado, para asumir personalmente la dirección de las operaciones. El gobierno de Madrid envío numerosos contingentes de tropas para defender la plaza. Annual había caído y el ejército de Silvestre estaba desaparecido, pero Melilla debía defenderse a toda costa.


Varias banderas de la Legión desembarcan en Melilla dirigidas por Millán Astray. Julio de 1921


No hay comentarios:

Publicar un comentario