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viernes, 29 de marzo de 2019

PRIMUS CIRCUMDEDISTI ME

Guetaria es una localidad situada en la costa guipuzcoana que hoy en día tiene unos tres mil habitantes. Lo más conocido de ella es el Museo de Balenciaga, inaugurado en 2011, y el famoso ratón de Guetaria, la silueta del Monte de San Antón vista desde la pasarela que une esta localidad con el vecino Zarauz. La silueta del monte, como es fácil suponer, se asemeja a la de un rodeor.

 
 Ratón de Guetaria

Además de esto, Guetaria es conocida por ser la cuna del primer marino que dio la vuelta al mundo, Juan Sebastián Elcano. Elcano nació aquí en torno al año 1476 y, como tampoco es muy difícil adivinar, su vida estuvo siempre ligada al mar. El mar es omnipresente en Guetaria. Está por todos lados. Se escucha aquí y allá, sobre todo en los días de temporal, cuando ruge con bravura.

Los guetarenses se han dedicado desde antiguo a la pesca e incluso a la caza de la ballena. Elcano se crió oyendo las historias fantásticas que contaban los marinos; historias de aventuras que ocurrieron en lo que en los albores del siglo XVI aún llamaban la Mar Océana. Lo que no pudo imaginar Elcano fue que surcaría él también los otros dos grandes océanos de la Tierra: el Pacífico y el Índico.

Cuando se alistó en la expedición que estaba preparando el portugués Fernando de Magallanes, lo hizo con el propósito de ganar riquezas y fama. ¡Como todos los que en aquellos tiempos se aventuraron a lo desconocido! Antes ya había participado en otras expediciones aunque no había viajado al Nuevo Mundo. Elcano fue nombrado maestre de la nao Concepción, una de las cinco naves que partieron del puerto gaditano de Sanlúcar de Barrameda en septiembre de 1519, hace quinientos años. Por cierto, la mayor parte de esas naves habían sido construidas en los astilleros vascos, famosos ya entonces por la gran calidad y resistencia de sus barcos.

La fortuna hizo que Magallanes no tomase represalias contra Elcano cuando le armaron un motín en la bahía de San Julián, al sur de lo que hoy es Argentina. Y es que el guetarense había toma parte activamente en la conspiración contra el tirano capitán. La casualidad hizo también que no muriese de hambre o escorbuto en la interminable travesía del Pacífico donde perecieron muchos de sus compañeros. Y, de nuevo, el azar impidió que fuese asesinado en la trampa que les tendieron los nativos filipinos a los españoles tras la muerte de Magallanes. En aquel momento, Elcano se encontraba enfermo y permaneció en la nave. Aquello le salvó.

El mar bravo azota la costa de Guetaria


También podríamos atribuir a la casualidad, o quizá a la astucia y valía del marino guipuzcuano, su elección como nuevo capitán de la expedición tras la desaparición de sus superiores. Elcano, convertido en capitán de la nao Victoria, se aventuró a seguir un rumbo no previsto: en vez de volver a Castilla por el Pacífico (algo imposible entonces), decidió emprender la ruta portuguesa, navegando alrededor de África. Esta decisión lo convertiría al final en el gran heroe de aquel tiempo.

Tras innumerables peripecias que en muchas ocasiones rozaron lo increible, Elcano junto con los otros diecisiete supervivientes (¡la tripulación inicial era de más de 200 marinos!), arribó a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. Tres años después de haber partido. No tardó en volver a su Guetaria natal, donde lo esperaba su familia (su pobre madre que lo aguardaba desde hacía años); pero tampoco lo hizo para volver al mar pues unos años después se embarcó en otra expedición que pretendía cruzar de nuevo el Pacífico. Murió allí, en el Pacífico, en 1526.

En Guetaria tres estatuas recuerdan su hazaña. Fue el primero que completó una vuelta al globo y demostró empíricamente lo que hoy, quinientos años después, algunos imbéciles todavía ponen en duda: que la Tierra es una esfera. El emperador Carlos V le concedió muchos privilegios en vida, entre ellos un escudo de armas. En él había una inscripción, la misma que adorna el gran monumento erigido en el siglo XIX en Guetaria, y que resume toda su aventura: Primus circumdedisti me - el primero que me circunnavegó -. 


 Monumentos dedicados a Elcano en Guetaria

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