Hace cientos
de años que toda la tierra está descubierta. Y cuando digo toda la tierra es
toda la Tierra (con mayúscula). En los siglos XVI, XVII y XVIII, el sueño de
todo geógrafo o explorador era llegar a un lugar (a poder ser con tierra firme)
donde nadie antes hubiese llegado, descubrir nuevas islas, nuevos continentes,
selvas tropicales, mares cristalinos y plantar allí su bandera. Y con un poco
de suerte dar el nombre a aquel lugar para toda la posteridad. Hoy ya no nos
podemos dedicar a ser exploradores de lugares desconocidos porque sencillamente
todo está más que visto. El ser humano ha llegado hasta el último confín del Planeta.
Quizá, aquellos intrépidos, fueron los que pusieron la primera piedra de la
Aldea Global en la que vivimos hoy.
Pero no nos
desesperemos. Si no podemos emular a Colón, Magallanes o el Capitán Hook y no
es posible descubrir nuevas tierras, siempre podremos encontrar islas que no
existen. Y leéis bien: ISLAS QUE NO EXISTEN.
El periódico
australiano Sydney Morning Herald publicó hace unos días una noticia que ha
dado la vuelta al mundo: “Científicos de la Universidad de Sydney han
demostrado que una isla del Mar del Coral no existe”. La isla en cuestión tiene
el nombre de Sandy y aparece en muchísimas cartas de navegación, mapas, etc.
Incluso si ahora pones en Google Earth “Isla Sandy” lo más probable es que no
salga nada… En realidad es tan insignificante que el buscador te lleva a una
ciudad de EE.UU. Hay que saber dónde buscarla para encontrarla pero en ese
buscador sí aparece.
El caso es que
la isla no existe. Lo han descubierto porque una carta de navegación de un
buque mostró una profundidad de 1.400 metros en el lugar donde los mapas señalaban
la existencia de la isla. Y esto no puede ser claro, lo lógico es que la
profundidad vaya disminuyendo conforme nos acercamos a tierra. Cuando llegamos
a ella, la profundidad se convierte en altura.
Después, los
investigadores de diversas universidades de Australia viajaron allí y
observaron que no había nada más que agua y el gobierno francés, quien debería
tener jurisdicción sobre esa isla dado que se encontraría en aguas de Nueva
Caledonia tampoco tiene constancia de que existiera. ¿Pero qué ha pasado con la
isla?
Vivimos en un
momento en el que están de moda los cataclismos globales en los que desaparece
la tierra firme, sólo queda agua y las montañas y los bosques se hunden (sólo
hay que poner Antena 3 los jueves a las diez y media…). Pero es improbable (por
no decir imposible) que algo así haya ocurrido con la Isla Sandy.
No obstante,
una isla puede hundirse. De hecho, los atolones se forman por el hundimiento
del volcán central pero este no es el caso de Sandy. Lo más probable es que se
produjese un error al recoger información de las islas del Pacífico para hacer
los mapas y planisferios mundiales. Fijaos que existen cientos de miles de
islas en el Pacífico así que lo que pudo suceder es que una la contaran dos
veces ¿no? Después todos los mapas que tomaron como fuente esa información
cometieron el error (entre ellos Google maps y Google Earth).
Desde luego es
una historia curiosa sobre la Cartografía (que es una ciencia humana y por
tanto tiene errores). Los seres humanos hemos llegado hasta un punto en el que
ya no nos vale descubrir nuevas tierras, sino que tenemos que descubrir tierras
que no existen.
Mirad en este mapa de Google Earth tomado el 23 de noviembre de 2012 en el que... ¡¡aún aparece la Isla de Sandy!!
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