Hoy la Tierra vuelve la vista a una remota y aislada república al otro lado de nuestro mundo. Corea del norte ha puesto en jaque a Occidente y a sus aliados de Oriente. Pero esto no es nuevo, porque el pasado siempre vuelve y de aquellos polvos vienen estos lodos.
Tras la derrota de Japón en 1945, las tropas de Estados Unidos ocuparon el sur de la península la Corea, mientras que las tropas soviéticas entraron por el norte (Recordemos que la península de Corea había sido ocupada por Japón desde la Edad Moderna y que era un territorio muy pobre en 1945).
En el norte, los soviéticos apuntalaron en el poder a un tal Kim Il Sung en 1946 que formó un gobierno... adivinen: afín a la URSS. Por supuesto, comunista, estalinista y antiamericano (y así sigue). El 9 de Septiembre de 1948, se proclamó la República Popular Democrática de Corea.
En 1950, cuando las tropas de la URSS se retiraron del norte y las de EE.UU. se replegaban en el sur, el dictador norcoreano, se lanzó a la aventura: invadió el sur con el objetivo de unificar Corea bajo su puño de hierro (puño de hierro prestado en todo caso por la URSS, entiéndase la ironía). Pero, por supuesto, EE.UU. no estaba dispuesto a que el sur, "liberado" por su ejército, fuese ocupado por las tropas del norte y entrase en la órbita comunista-soviética.
Entonces, EE.UU. desembarcó de nuevo en la pequeña península y repelió el ataque. En realidad lo repelió y lo aplastó haciéndolo retroceder casi hasta la misma frontera norte con la URSS. Bien podría haber desalojado a Kim Il Sung del poder en el norte si no hubiese sido por la atenta (y amenazante) mirada de Stalin. No estaba dispuesto a que el norte, "liberado" por su ejército del pueblo, fuese ocupado por tropas de EE.UU. y entrase en la órbita capitalista.
Así, por no desencadenar lo que hubiese sido la Tercera Guerra Mundial, el 27 de julio de 1953 se firmó un armisticio que puso fin al conflicto y cristalizó la división de la península de Corea. La frontera se fijó en el paralelo 38ºN, al norte seguía Kim Il Sung y en el sur, EE.UU. implantó otra dictadura de corte occidental.
No nos engañemos: el problema actual se deriva de la Guerra Fría y la división de Corea es fruto de los caprichos tanto de la URSS como de EE.UU. por conservar los territorios que ambos habían "liberado".
El caso es que el norte, se alineó con la URSS y con la China de Mao. Kim Il Sung desarrolló un política brutal que supuso el empobrecimiento (aún más) de la población, la colectivización masiva de tierras, la ejecución de disidentes y el culto a su personalidad. Se le tomaba (y se le toma) por un Dios. De hecho, es el Presidente Eterno del país.
En 1997 murió y le sucedió su hijo Kim Jong Il que siguió la misma política. En 2001, se puso en marcha un programa nuclear cuyo objetivo es abiertamente el desarrollo de armas atómicas para atacar a Occidente, en concreto a EE.UU. (sí, el que pudo destruir el régimen y no lo hizo).
El Querido Líder, como se le conoce a Kim Jong Il, murió en 2011 y le sucedió su hijo Kim Jong un. Ahora el joven dirigente, de treinta años (parece ser), quiere decir al mundo que Corea del Norte sigue viva y pretende dar problemas a sus enemigos. Pero sus enemigos son bien concretos: EE.UU., Corea del Sur (como no), Japón (por ser aliado de EE.UU.) y en general todo Occidente.
Esto no es nuevo. Simplemente, un régimen huérfano de la URSS desde 1991, con China como único aliado, que pretende atacar para reafirma su poder (y de paso apuntalar a Kim Jong un en el trono comunista).
Lo dicho, de aquellos polvos estos lodos. Y de tal palo, tal astilla.
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