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viernes, 12 de abril de 2013

LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA Y EL ADVENIMIENTO DE LA REPÚBLICA

El almirante Aznar tomó el poder del ejecutivo español en febrero de 1931. Para entonces el viejo régimen liberal de la Restauración estaba herido de muerte tras haber derivado en una dictadura contraria a los principios liberales básicos.
 
El nuevo gobierno elaboró un calendario electoral que se iniciaría el 12 de abril de aquel año, con unas elecciones municipales. En realidad, se pretendía recomponer la estructura constitucional, que no democrática, anterior al golpe de estado militar del general Miguel Primo de Rivera. Pero no pudo ser.
 
Aquellas elecciones, se convirtieron pronto en un plebiscito sobre la pervivencia de la Monarquía de Alfonso XIII. Una monarquía que había unido su suerte a la de la dictadura al admitir y apoyar el golpe de estado. Tal es así, que al acabar la dictadura, el futuro de la institución monarquica estaba sentenciado.
 
En las elecciones de aquel 12 de abril de 1931, en cuarenta y una capitales de provincia se imponen las candidaturas republicanas de izquierda frente a las fuerzas monarquicas. Éstas por el contrario, ganaron en el campo, donde el férreo control de los caciques mantuvo el mundo agrícola fiel a Alfonso XIII.
 
El día 13 los hechos son evidentes. El conde de Romanomes los resumió con brevedad y franqueza: "Aquel día, España se acostó monárquica y se levantó republicana".
 
El día 14 de abril, en Éibar (Guipúzcoa) se celebra la victoria de las ideas republicanas y se iza la nueva bandera tricolor, creada en contraposición a la rojigualda. Las celebraciones se extendieron rapidamente por otras partes de España como Barcelona y San Sebastián donde también "se proclama" la República.
 
El rey ordenó aquel día al conde de Romanones que estableciese negociaciones con las fuerzas republicanas. Tras ellas, el conde aconseja al rey que abandone España. El general Sanjurjo, al frente de la Guardia Civil, afirma también que no seguirá apoyando a la Monarquía.
 
A primera hora de la tarde de aquel día de primavera, mientras en la Puerta del Sol de Madrid se proclama oficialmente la Segunda República Española, el rey Alfonso XIII marchó camino del exilio.
 
El rey marcha en automovil a Cartagena, donde embarcará rumbo a Marsella (Francia). Mientras, la familia real sale a escondidas de Madrid acompañada tan solo de algunos fieles monárquicos y amigos personales de la familia.
 
Aquellos tres días (que hoy recordamos con tanta imprudencia) cambiaron el rumbo de la Historia de España. Pusieron fin a un régimen corrupto y arcaico pero el nuevo desencadenó crispación y un baño de sangre. La democracia, tan ansiada en aquellos tiempos, tuvo que esperar al menos medio siglo más.

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