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domingo, 16 de mayo de 2021

HISTORIA DE AYER



Los historiadores llaman Historia Actual al estudio del periodo del pasado más próximo al presente, habitualmente los últimos treinta o cuarenta años. De este periodo, la memoria se confunde con la Historia porque aquellos que vivieron en ese tiempo lo pueden contar hoy. Para ellos, los acontecimientos históricos son recuerdos personales. Si no me creéis, preguntad a vuestros padres sobre el gobierno de Felipe González, o sobre la fotografía de las Azores que se hizo Aznar. Recordarán con facilidad, también, el inicio de la Crisis Económica de 2008, la llamada Gran Recesión. Bueno, en realidad, de esto probablemente también te acuerdes tú.

En 1982, el Partido Socialista ganaba las elecciones generales y su secretario general, Felipe González, fue elegido presidente del gobierno. Culminaba la Transición y la democracia se consolidaba definitivamente. No había vuelta atrás. Felipe González gobernó el país durante catorce años, nada más y nada menos. “A España no la va a reconocer ni la madre que la parió” dijo un eufórico Alfonso Guerra cuando se constituyeron las Cortes después de las elecciones.

Y esas palabras fueron ciertas. La década y media que va desde 1982 hasta 1996 supuso un salto adelante para España en numerosos ámbitos: la economía, la sociedad y las relaciones internacionales. España se convirtió en un país desarrollado y moderno y pudo mostrar al mundo entero cuánto había cambiado desde la muerte del dictador en 1975. Claro está, el gobierno de Felipe González también tuvo sombras, entre ellas la corrupción.

Poco después de llegar al poder, el PSOE hizo lo que había prometido: convocar un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte. España había ingresado en esta organización militar poco antes, durante el gobierno de Calvo Sotelo y el PSOE se opuso a su ingreso. Ahora, en el gobierno, Felipe González pidió el sí a la permanencia. Y ganó el SÍ. Así cambian las cosas cuando uno está en el poder.




En 1986, España entró en las Comunidades Europeas, la futura Unión Europea. Por fin, España se sumaba al tren de la modernidad. En el Palacio Real de Madrid, Felipe González firmó meses antes el tratado de adhesión. El ingreso del país en el club europeo era la culminación de muchas esperanzas y anhelos y, también la garantía de que no había marcha atrás. España había dejado de ser la marginada, la diferente.

Años después, los españoles pudieron mostrar sus logros al mundo en dos acontecimientos planetarios que se celebraron en 1992: la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. La primera línea de ferrocarril de alta velocidad, el AVE, que unía Madrid y Sevilla, supuso un hito y evidenció la modernidad de España.

También los Juegos Olímpicos de Barcelona, que fueron un éxito organizativo. Estuvieron plagados de momentos emocionantes, como el desfile del equipo olímpico español cuyo abanderado fue el príncipe Felipe (hoy rey Felipe VI) o el encendido del pebetero. El momento en el que el arquero lanzó la flecha que encendió la llama del estadio olímpico permanece imborrable en la memoria de todos cuantos lo presenciaron.



En 1996, se produjo de nuevo el relevo en el gobierno. Por primera vez, ganó las elecciones el Partido Popular, un partido de centro derecha liderado por José María Aznar. Se consolidaba de esta forma la alternancia en el poder que pasaba, ahora, de la izquierda a la derecha.

El país no sólo vivió éxitos, también miedo. El terrorismo etarra no dejó de golpear a los españoles. El punto de inflexión fue el verano de 1997. ETA secuestró al joven concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, con el objetivo de chantajear al gobierno. Amenazaron con matarlo si el gobierno no trasladaba a los presos de la banda a las cárceles del País Vasco. El gobierno no cedió y los terroristas cumplieron su amenaza. Miguel Ángel Blanco fue asesinado. Este crimen hizo que los vascos, por primera vez, superaran el miedo y rechazaran a ETA. Fue el Espíritu de Ermua.

En 2002, España acogió una nueva moneda: el Euro. Una moneda común en toda Europa que simbolizaba la concordia en el Viejo Continente. Era la garantía de la paz. Era también el tiempo de las vacas gordas, del auge de la construcción y del crecimiento económico desenfrenado.



Poco tiempo después, Aznar decidió unir los destinos de España a los planes de George Bush y Tony Blair. En la famosa foto de las Azores, los tres mandatarios decidieron invadir Iraq, como parte de la Guerra Contra el Terrorismo lanzada por EE.UU. después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El 11 de marzo de 2004 fue el día de la infamia. Varias bombas explotaron en cuatro trenes de cercanías que entraban en las estaciones de Madrid. Causaron 192 muertos. Fue el mayor atentado terrorista de la Historia de España, perpetrado por yihadistas de Al-Qaeda. El terrorismo islamista golpeaba a España. No era la primera vez, y desgraciadamente tampoco fue la última. En 2017, Barcelona y Cambrils también sufrieron ataques con estas características.

Tres días después de los atentados de marzo de 2004 se celebraron elecciones generales y los socialistas volvieron a recuperar el gobierno, ahora liderados por José Luis Rodríguez Zapatero. La legislatura se caracterizó por los grandes avances en política social, que convirtieron a España en pionera, por ejemplo, en el matrimonio homosexual. También se aprobó una nueva ley del aborto y un cheque bebé, para ayudar a las familias con los hijos.

El crecimiento económico se truncó en septiembre de 2008, con la quiebra del banco estadounidense Lehman Borthers. Dice el dicho “Cuando América estornuda, Europa se constipa” y buen catarro cogió España en aquel momento. El desempleo aumentó hasta niveles desorbitados. Numerosos bancos estuvieron al borde de la quiebra. Muchas empresas cerraron y la industria de la construcción, uno de los motores de la economía del país, se fue a pique. Prima de Riesgo, Rescate, Troika u Hombres de Negro se convirtieron en términos muy usados entonces.

Al mismo tiempo, los españoles también disfrutamos de alegrías y satisfacciones. En el verano de 2010, la selección española de futbol ganó su primer mundial. ¿Quién dijo que los españoles nunca íbamos a ganar una gran competición en fútbol? Y en 2011, ETA, acosada por la policía y desacreditada completamente, decidió anunciar el final del terrorismo. Se disolvería en 2018.

También en 2011, El Partido Popular volvió a ganar las elecciones y Mariano Rajoy se convirtió en Presidente del Gobierno. A la grave crisis económica, que no aflojaba, se sumaron escándalos de corrupción política y el desprestigio de las instituciones del Estado. Surgieron nuevos partidos políticos, como Podemos y Ciudadanos, que ofrecieron alternativas al bipartidismo tradicional.

En junio de 2014, el rey Juan Carlos abdicó la corona en su hijo, el príncipe Felipe. El nuevo rey fue proclamado por las Cortes el 19 de junio de 2014. “Una Monarquía renovada para un tiempo nuevo” afirmó en su discurso de proclamación.

Pero los problemas continuaron, ahora en Cataluña, donde, desde 2015, el independentismo ganó fuerza. Incluso se llegaron a organizar varios referéndums de independencia que fracasaron. El último precipitó la suspensión de la autonomía de Cataluña por parte del gobierno de Mariano Rajoy y el encarcelamiento de los miembros de la Generalitat que no se habían fugado. Eran ecos del pasado.

En 2018, por primera vez en la Historia de España, salió adelante una moción de censura. El gobierno de Mariano Rajoy fue derribado y Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista, ocupó la presidencia del gobierno. La inestabilidad se mantuvo, no obstante. Se celebraron elecciones generales en abril de 2019 y se repitieron en noviembre. Finalmente, en enero de 2020 se produjo otro acontecimiento histórico en la democracia española: vio la luz el primer gobierno de coalición, integrado por el PSOE y Podemos.

A partir de finales de febrero de 2020 se ha producido algo que nadie esperaba. España se ha visto afectada por un mal procedente de muy lejos, un virus originario de China. En marzo, el gobierno se vio obligado a declarar el Estado de Alarma y decretar el confinamiento obligatorio de toda la población. Más de 23.000 personas han perdido la vida a causa del virus y el impacto para la economía española va a ser enorme. “Nos encontramos ante la mayor crisis desde la Guerra Civil” dijo el presidente Sánchez en un discurso.

Hemos llegado al presente, a tu momento, a vuestro momento. La Historia a partir de aquí no está escrita y sois vosotros quienes la escribiréis. No son tiempos fáciles, pero nadie dijo que fuera fácil. Los ecos del pasado resuenan una y otra vez y nos enfrentamos, además, a nuevos retos fruto de la globalización y un mundo desigual. Vivimos tiempos convulsos, de sacrificio y esfuerzo, pero también los hubo en el pasado. Si algo enseña la Historia es que todo, por terrible que sea, termina, lo que queda son las lecciones que debemos recordar.





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