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viernes, 6 de junio de 2014

¿MONARQUÍA, REPÚBLICA O REPÚBLICA MONÁRQUICA?

EL ORIGEN DE LAS FORMAS DE GOBIERNO EN EUROPA

"La libertad guiando al pueblo" (Delacroix, 1830)

Desde que el pasado lunes, dos de junio, se anunciase de forma inesperada la abdicación del rey Juan Carlos I en favor de su hijo, el príncipe Felipe, se ha reabierto el debate sobre la forma de Estado más conveniente para España. Desde los partidos alternativos de izquierda (Izquierda Unida y Podemos) se apuesta ya abiertamente por la República mientras los grandes partidos (Partido Popular y Partido Socialista) defienden el sistema establecido y la Monarquía Borbónica. El debate, centrado hasta ahora en descubrir cuál de los dos modelos es más democrático, parece de difícil solución porque ambas formas de gobierno son completamente opuestas ¿o no?

La "forma de gobierno" hace referencia a la forma externa que adopta el Estado, que desde el siglo XIX, se resume en dos modelos distintos: la Monarquía y la República. Debemos dejar de lado cualquier otro concepto y centrarnos en descubrir cuáles son los orígenes de estos modelos y las razones de su triunfo o su fracaso en Occidente (en el resto del mundo es otra historia, y nunca mejor dicho). Dentro de esos dos modelos existen en la Europa actual (y en Norteamérica) múltiples variantes que se han configurado a lo largo de los últimos doscientos años para ajustar la tradición y la participación de la ciudadanía.

Técnicamente la Monarquía es la forma de gobierno en la que el poder está concentrado en una persona de forma legítima por derecho hereditario (en otras épocas hubo monarquías electivas). En el Nuevo Régimen (desde el siglo XIX), la Monarquía dio problemas de adaptación a la nueva situación surgida de la revolución de 1789, porque se necesitaba conciliar la tradición con los principios del Liberalismo. A lo largo de la decimonovena centuria se manifestó de tres formas:

  • La Monarquía de asamblea o revolucionaria fue la primera, la creada por los revolucionarios franceses a fines del siglo XVIII. Las Cortes concentraban todo el poder legislativo mientras el rey y sus "secretarios" (futuros ministros que no salían de las Cortes) obtenían el poder ejecutivo. Fracasó por el enfrentamiento entre ambos poderes que hacían el sistema inoperante y debido al excesivo poder de las Cortes además de la desconfianza hacia un rey que tendía a recuperar el absolutismo recién destruido.
  • La Monarquía puramente constitucional o alemana era la situación contraria: el rey mantenía un gran poder y las Cortes podían limitarlo pero no anular sus decisiones. Fue propia de regímenes liberales como el II Reich alemán.
  • La Monarquía de gobierno parlamentario (modelo inglés) quiso ser el modelo intermedio entre las anteriores. El gobierno salía de las Cortes y era nombrado por el Rey. Se introdujo en el Viejo Continente tras la derrota de Napoleón (1815) y acabó perdurando en el tiempo. A fines del siglo XIX todas las monarquías europeas, excepto la Alemania de Bismarck, eran parlamentarias.
Por lo que respecta al modelo republicano, el propio término República podría llevar a error porque deriva del latín res publica, y se refería al principio a la "comunidad política" (al conjunto de personas que vivían en un territorio de forma organizada). Después pasó a referirse al "gobierno que busca el bien común" y no era incompatible con la Monarquía como demuestran los documentos de la Edad Moderna. Desde la Revolución Francesa se opuso a la Monarquía siguiendo el modelo instaurado en las Trece Colonias de Norteamérica tras su independencia (1783). Pero este modelo también generó problemas al partir de una radical división de poderes.

  • En EE.UU. triunfó la República Presidencialista que era la adaptación del modelo monárquico al Nuevo Continente donde no había reyes. El presidente de la República ejercía el poder ejecutivo de forma autónoma con ayuda de sus secretarios de despacho (otra figura que imitaba los gobiernos de las Monarquías Europeas) y eran responsables ante el Congreso (las Cortes Norteamericanas, para entendernos).
  • En Europa se imitó el modelo monárquico inglés para la institución de la República Parlamentaria. El mejor ejemplo es la III República Francesa, en ella el presidente pasa a ser Jefe de Estado, como el rey en las Monarquías, dejando el gobierno al gabinete de ministros responsable ante las Cortes. La única diferencia es que el Jefe de Estado era elegido por las Cortes. Esto manifestó una extraordinaria inestabilidad que se intentó corregir introduciendo un modelo mixto de presidencialismo y parlamentarismo como en la V República Francesa (la actual).

En Europa han perdurado dos formas de gobierno: la Monarquía Parlamentaria y la República Parlamentaria, y ambas se parecen más de lo que se diferencian. Por eso se reconoce a la segunda como "República Monárquica". La única distinción clara es que en la primera el Jefe de Estado no es elegido y corresponde a un monarca que hereda los derechos dinásticos, esto puede parecer injusto pero al mismo tiempo puede suponer una garantía de neutralidad de la Jefatura del Estado; Por el contrario, en la República el presidente es elegido por las Cortes y esto implica mayor igualdad pero también mayor inestabilidad porque las disputas partidistas pueden desestabilizar a la cabeza de la Nación.

Si os fijáis, en toda la exposición no he nombrado el término "democracia". Esto se debe a que en sí mismas ni Monarquía ni República son  regímenes democráticos. Y es que la democracia llegó a Europa después de una larga evolución de la forma de Estado. 

De nuevo la Historia nos da ejemplos para demostrarlo: la Monarquía Parlamentaria inglesa de 1820 no era democrática, de igual modo que la II República Francesa de 1848 (que desembocó en el II Imperio Francés) tampoco lo era. No obstante, poco a poco se fue introduciendo la participación ciudadana y democratizándose los sistemas y a comienzos del siglo XX, la Monarquía inglesa sí era democrática, igual que la III República Francesa. 

La razón de que un sistema sea o no democrático no se encuentra en la forma de Estado sino en la forma de elección de las cámaras representativas (Cortes o Parlamentos) pues es en ellas donde reside la soberanía popular. Por eso el debate de la forma de Estado en España centrado en torno a la idea de "más o menos democracia" es estéril. Quizá (y sólo quizá) deberíamos justificar uno u otro modelo a través de otros factores y con otros argumentos.







Aclaración final: he dejado a parte la explicación de la dualidad existente en los sistemas parlamentarios entre jefe de gobierno (primer ministro) y jefe de Estado (presidente o rey) para no complicar demasiado el debate. De igual modo, he omitido la explicación del funcionamiento de las repúblicas presidencialistas (EE.UU. y Francia) donde el presidente sí es elegido en las urnas, por considerar que el debate en España es entre Monarquía Parlamentaria o República Parlamentaria y no entre Monarquía Parlamentaria o República Presidencialista.



Bibliografía:

- Sánchez de Madariaga, E. (2007). "Conceptos fundamentales de Historia" Madrid: Alianza Editorial.
- Lario, A. (coord. 2010). "Historia Contemporánea Universal. Del Surgimiento del Estado Contemporáneo a la Primera Guerra Mundial". Madrid: Alianza Editorial.
- Senserrich, R. (2014). "Notas rápidas sobre monarquía y república"  en la web Politikon

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