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domingo, 22 de diciembre de 2013

CUANDO COMENZÓ NUESTRA ERA

Hoy os propongo viajar a Palestina hace dos mil trece años. En realidad no hace dos mil trece años por un error de cálculo de Dionisio el Exiguo, el monje rumano del siglo V d.C. encargado de calcular en qué año nació Jesucristo. Se equivocó en cuatro o cinco años así que Jesús debido de nacer en realidad hacia el 4 ó el 5 a.C.

En esa época, Palestina llevaba décadas bajo el poder de Roma desde que Pompeyo la incorporara al Imperio en el 63 a.C. El prínceps era Octavio Augusto, el todo poderoso emperador de Roma y máxima autoridad en las provincias, incluida Palestina.

Esta tierra estaba dividida en cuatro provincias: Judea, Galilea, Samaria y Perea y sobre todas ellas gobernaba el rey judío Herodes el Grande. Un títere de los romanos que, después de eliminar toda disidencia, monumentalizó Jerusálem, la capital, al estilo de las ciudades romanas. Herodes reinó hasta el 4 a.C. y parece que fue un gobernante eficaz que impulsó la economía de Palestina. Para la tradición fue el malvado rey que mandó ejecutar a todos los recién nacidos pero de eso no hay constancia en las fuentes históricas.

Palestina en torno al año 1 a.C. dividida en cuatro provincias


La economía de Palestina era agrícola basada en la trilogía mediterránea (cereal, vid y olivo). La religión era el judaísmo y sus tradiciones eran respetadas por los romanos que no buscaban (de momento) la asimilación de los israelitas. Se limitaban a cobrar los impuestos del César y a que los judíos se mantuviesen tranquilos sin protagonizar revueltas.

Hacia el 4 a.C. (o años después, depende de las fuentes), Augusto ordenó la elaboración de un censo en todo el Imperio. Se trataba de realizar una lista de los habitantes que vivían en las provincias para tenerlos controlados. Toda la población debía acudir a sus lugares de origen y apuntarse en dicha lista.

En ese año, un carpintero afincado en Nazaret y de nombre José acababa de recibir la noticia de que su esposa, la joven María, esperaba un hijo (según la tradición, María era virgen pero la Historia no es capaz de afirmarlo, obviamente). El caso es que José y María, cumpliendo el mandato de Augusto, tuvieron que viajar hasta Belén, donde había nacido el carpintero. Recorrieron en un borrico los 115 km que separan Nazaret y Belén, con María a punto de dar a luz.

Al llegar a Belén, una noche, María se puso de parto pero según la tradición, no encontraron alojo en ninguna de las posadas que había en la ciudad. El único cobijo que encontraron fue un establo abandonado. Allí pasaron la noche al calor de un buey y el borrico. Y allí nació Jesús quien estaba destinado a cambiar el rumbo de la Historia. 

Dicen que un ángel avisó a los pastores que cuidaban sus rebaños en los alrededores de Belén de la llegada del Mesías. También dicen que días después, tres magos de Oriente acudieron a adorar al Salvador. Jesús no nació un 25 de diciembre, pero la tradición ha conservado esa fecha porque es el día en el que la luz comienza a vencer a las tinieblas.



¡Feliz Navidad a todos!

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