Los historiadores llaman Historia Actual al estudio
del periodo del pasado más próximo al presente, habitualmente los últimos
treinta o cuarenta años. De este periodo, la memoria se confunde con la
Historia porque aquellos que vivieron en ese tiempo lo pueden contar hoy. Para
ellos, los acontecimientos históricos son recuerdos personales. Si no me
creéis, preguntad a vuestros padres sobre el gobierno de Felipe González, o
sobre la fotografía de las Azores que se hizo Aznar. Recordarán con facilidad,
también, el inicio de la Crisis Económica de 2008, la llamada Gran Recesión.
Bueno, en realidad, de esto probablemente también te acuerdes tú.
En 1982, el Partido Socialista ganaba las elecciones
generales y su secretario general, Felipe González, fue elegido presidente del
gobierno. Culminaba la Transición y la democracia se consolidaba
definitivamente. No había vuelta atrás. Felipe González gobernó el país durante
catorce años, nada más y nada menos. “A España no la va a reconocer ni la madre
que la parió” dijo un eufórico Alfonso Guerra cuando se constituyeron las
Cortes después de las elecciones.
Y esas palabras fueron ciertas. La década y media
que va desde 1982 hasta 1996 supuso un salto adelante para España en numerosos
ámbitos: la economía, la sociedad y las relaciones internacionales. España se
convirtió en un país desarrollado y moderno y pudo mostrar al mundo entero
cuánto había cambiado desde la muerte del dictador en 1975. Claro está, el
gobierno de Felipe González también tuvo sombras, entre ellas la corrupción.
Poco después de llegar al poder, el PSOE hizo lo que
había prometido: convocar un referéndum sobre la permanencia de España en la
OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte. España había ingresado
en esta organización militar poco antes, durante el gobierno de Calvo Sotelo y
el PSOE se opuso a su ingreso. Ahora, en el gobierno, Felipe González pidió el
sí a la permanencia. Y ganó el SÍ. Así cambian las cosas cuando uno está en el
poder.
En 1986, España entró en las Comunidades Europeas,
la futura Unión Europea. Por fin, España se sumaba al tren de la modernidad. En
el Palacio Real de Madrid, Felipe González firmó meses antes el tratado de
adhesión. El ingreso del país en el club europeo era la culminación de muchas
esperanzas y anhelos y, también la garantía de que no había marcha atrás.
España había dejado de ser la marginada, la diferente.
Años después, los españoles pudieron mostrar sus
logros al mundo en dos acontecimientos planetarios que se celebraron en 1992:
la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. La
primera línea de ferrocarril de alta velocidad, el AVE, que unía Madrid y
Sevilla, supuso un hito y evidenció la modernidad de España.
También los Juegos Olímpicos de Barcelona, que
fueron un éxito organizativo. Estuvieron plagados de momentos emocionantes,
como el desfile del equipo olímpico español cuyo abanderado fue el príncipe
Felipe (hoy rey Felipe VI) o el encendido del pebetero. El momento en el que el
arquero lanzó la flecha que encendió la llama del estadio olímpico permanece
imborrable en la memoria de todos cuantos lo presenciaron.
En 1996, se produjo de nuevo el relevo en el
gobierno. Por primera vez, ganó las elecciones el Partido Popular, un partido
de centro derecha liderado por José María Aznar. Se consolidaba de esta forma
la alternancia en el poder que pasaba, ahora, de la izquierda a la derecha.
El país no sólo vivió éxitos, también miedo. El
terrorismo etarra no dejó de golpear a los españoles. El punto de inflexión fue
el verano de 1997. ETA secuestró al joven concejal de Ermua, Miguel Ángel
Blanco, con el objetivo de chantajear al gobierno. Amenazaron con matarlo si el
gobierno no trasladaba a los presos de la banda a las cárceles del País Vasco.
El gobierno no cedió y los terroristas cumplieron su amenaza. Miguel Ángel
Blanco fue asesinado. Este crimen hizo que los vascos, por primera vez,
superaran el miedo y rechazaran a ETA. Fue el Espíritu de Ermua.
En 2002, España acogió una nueva moneda: el Euro.
Una moneda común en toda Europa que simbolizaba la concordia en el Viejo
Continente. Era la garantía de la paz. Era también el tiempo de las vacas
gordas, del auge de la construcción y del crecimiento económico desenfrenado.
Poco tiempo después, Aznar decidió unir los destinos
de España a los planes de George Bush y Tony Blair. En la famosa foto de las
Azores, los tres mandatarios decidieron invadir Iraq, como parte de la Guerra
Contra el Terrorismo lanzada por EE.UU. después de los atentados del 11 de
septiembre de 2001.
El 11 de marzo de 2004 fue el día de la infamia. Varias
bombas explotaron en cuatro trenes de cercanías que entraban en las estaciones
de Madrid. Causaron 192 muertos. Fue el mayor atentado terrorista de la
Historia de España, perpetrado por yihadistas de Al-Qaeda. El terrorismo
islamista golpeaba a España. No era la primera vez, y desgraciadamente tampoco
fue la última. En 2017, Barcelona y Cambrils también sufrieron ataques con
estas características.
Tres días después de los atentados de marzo de 2004
se celebraron elecciones generales y los socialistas volvieron a recuperar el
gobierno, ahora liderados por José Luis Rodríguez Zapatero. La legislatura se
caracterizó por los grandes avances en política social, que convirtieron a
España en pionera, por ejemplo, en el matrimonio homosexual. También se aprobó
una nueva ley del aborto y un cheque bebé, para ayudar a las familias con los
hijos.
El crecimiento económico se truncó en septiembre de
2008, con la quiebra del banco estadounidense Lehman Borthers. Dice el dicho “Cuando América estornuda, Europa se constipa”
y buen catarro cogió España en aquel momento. El desempleo aumentó hasta
niveles desorbitados. Numerosos bancos estuvieron al borde de la quiebra.
Muchas empresas cerraron y la industria de la construcción, uno de los motores
de la economía del país, se fue a pique. Prima de Riesgo, Rescate, Troika u
Hombres de Negro se convirtieron en términos muy usados entonces.
Al mismo tiempo, los españoles también disfrutamos
de alegrías y satisfacciones. En el verano de 2010, la selección española de
futbol ganó su primer mundial. ¿Quién dijo que los españoles nunca íbamos a
ganar una gran competición en fútbol? Y en 2011, ETA, acosada por la policía y
desacreditada completamente, decidió anunciar el final del terrorismo. Se
disolvería en 2018.
También en 2011, El Partido Popular volvió a ganar
las elecciones y Mariano Rajoy se convirtió en Presidente del Gobierno. A la
grave crisis económica, que no aflojaba, se sumaron escándalos de corrupción
política y el desprestigio de las instituciones del Estado. Surgieron nuevos
partidos políticos, como Podemos y Ciudadanos, que ofrecieron alternativas al
bipartidismo tradicional.
En junio de 2014, el rey Juan Carlos abdicó la
corona en su hijo, el príncipe Felipe. El nuevo rey fue proclamado por las
Cortes el 19 de junio de 2014. “Una Monarquía renovada para un tiempo nuevo”
afirmó en su discurso de proclamación.
Pero los problemas continuaron, ahora en Cataluña,
donde, desde 2015, el independentismo ganó fuerza. Incluso se llegaron a
organizar varios referéndums de independencia que fracasaron. El último
precipitó la suspensión de la autonomía de Cataluña por parte del gobierno de
Mariano Rajoy y el encarcelamiento de los miembros de la Generalitat que no se
habían fugado. Eran ecos del pasado.
En 2018, por primera vez en la Historia de España,
salió adelante una moción de censura. El gobierno de Mariano Rajoy fue
derribado y Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista, ocupó la
presidencia del gobierno. La inestabilidad se mantuvo, no obstante. Se
celebraron elecciones generales en abril de 2019 y se repitieron en noviembre.
Finalmente, en enero de 2020 se produjo otro acontecimiento histórico en la
democracia española: vio la luz el primer gobierno de coalición, integrado por
el PSOE y Podemos.
A partir de finales de febrero de 2020 se ha
producido algo que nadie esperaba. España se ha visto afectada por un mal
procedente de muy lejos, un virus originario de China. En marzo, el gobierno se
vio obligado a declarar el Estado de Alarma y decretar el confinamiento
obligatorio de toda la población. Más de 23.000 personas han perdido la vida a
causa del virus y el impacto para la economía española va a ser enorme. “Nos encontramos ante la mayor crisis desde
la Guerra Civil” dijo el presidente Sánchez en un discurso.
Hemos llegado al presente, a tu momento, a vuestro
momento. La Historia a partir de aquí no está escrita y sois vosotros quienes
la escribiréis. No son tiempos fáciles, pero nadie dijo que fuera fácil. Los
ecos del pasado resuenan una y otra vez y nos enfrentamos, además, a nuevos
retos fruto de la globalización y un mundo desigual. Vivimos tiempos convulsos,
de sacrificio y esfuerzo, pero también los hubo en el pasado. Si algo enseña la
Historia es que todo, por terrible que sea, termina, lo que queda son las
lecciones que debemos recordar.
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